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El tripartito diseña un plan especial para frenar la decadencia del casco antiguo

El documento atenderá a cuestiones urbanísticas y sociales para evitar el despoblamiento y el deterioro de edificios

Aspecto que presentaba ayer la plaza de Trascorrales. MARÍA GÓMEZ

El encanto de la decadencia y obsolescencia en la Lisboa antigua (por ejemplo, en el barrio marinero de Alfama), o la sustitución de casi toda la población originaria del barrio de Chueca, en Madrid, o del casco antiguo de Vigo, no constituyen transformaciones urbanas aisladas, sino coincidentes en casi todos los cascos históricos de las ciudades.

El Oviedo "redondo" -el medieval-, y su entorno más antiguo, tampoco son inmunes a dolencias que ya ocupan páginas en los manuales de medicina urbanística. Por ejemplo, el término "gentrificación" -del inglés "gentry", o clase social con posibles-, hace referencia a la ocupación de un barrio por nuevos vecinos a medida que sus residentes de toda la vida se extinguen o no pueden afrontar los precios de vivir en edificios rehabilitados y reestrenados en el mercado inmobiliario.

Otras debilidades de un barrio antiguo consisten en: 1. ofrecer pocas dotaciones públicas a sus habitantes; 2. haber perdido gran parte o casi todo el comercio; 3. contener propiedades y patrimonio en estado de abandono; 4. padecer las excesivas consecuencias del ocio ajeno; o 5. mostrarse como un melancólico telón de fondo para los visitantes que acceden a museos y a otros reclamos turísticos. En este último caso, los conceptos tampoco faltan: los cascos antiguos se "museifican", o incluso se "disneyfican".

Es entonces cuando el cotidiano movimiento de personas ofrece la apariencia de vida de barrio, pero detrás de las fachadas de las viviendas, o no hay quien lo perciba como tal, porque están vacías, o viven ciudadanos a los que les pesa su propio barrio.

"A los cascos antiguos ya se les denomina en algunos lugares 'barrios de la desesperanza'", reflexiona Ignacio Fernández del Páramo, concejal por Somos Oviedo de Urbanismo y Medio Ambiente. "En ellos hay bullicio, pero no vida", agrega el edil, que entre sus proyecto ya tiene las primeras ideas para elaborar un pliego de condiciones de cara a contratar en 2016 la redacción de un Plan Especial del Oviedo Antiguo.

Como su nombre indica, un plan Especial es un instrumento de planeamiento que puede complementar al Plan General de Ordenación (PGO) en un espacio determinado de la ciudad y no ciñéndose únicamente a cuestiones de calificación del suelo y normativa de edificación. Así, pueden darse planes especiales de infraestructuras, de sistemas generales, de protección, de riesgos naturales , de riesgos tecnológicos, etcétera.

"Será un documento básicamente urbanístico, pero más rico, ya que contemplará cuestiones sociales, de patrimonio o de medio ambiente y contaminación acústica", explica Fernández del Páramo, quien concibe este plan especial como algo "urbanístico y social", para evitar el despoblamiento o el deterioro de edificios y patrimonio.

Al describir la situación de partida, el concejal de Urbanismo alerta de varias desviaciones en el Antiguo: "Se da un proceso de destrucción social y urbana, y me refiero a que tiene población muy mayor sin servicios adecuados, y grandes áreas abandonadas, y edificios enteros en venta, y movimientos especulativos que desplazan a esa gente".

Respecto al comercio, hoy casi desaparecido, "todo el Antiguo era un centro comercial antes de que aparecieran los centros comerciales", evoca Del Páramo, quien constata asimismo otras deficiencias: "No hay un sólo parque infantil en el barrio".

Desgraciadamente, "no ha habido un planificación del Antiguo y sí mucho descontrol, y por ello el plan especial será otra de las tareas titánicas que abordar", concluye Fernández del Páramo.

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