Un niño de diez años llevó en coche a su padrino, de 41 y que cuadruplicaba la tasa de alcohol permitida, el miércoles por la noche. A falta de conocer la declaración que su padrino hará hoy en un juicio rápido para saber durante cuánto tiempo el pequeño condujo el vehículo, lo que es seguro es que circuló por la calle Francisco Pintado Fe, junto al apeadero de tren de La Corredoria, hacia las once y media de la noche. Allí le dio el alto un Policía Nacional que en ese momento estaba fuera de servicio y que anduvo durante varios metros tras el coche.

El agente sospechó de inmediato que algo le pasaba al conductor que tenía delante. El vehículo iba a una velocidad excesivamente lenta y sin las luces puestas. Lo primero que hizo fue tratar de avisarle con ráfagas de luz para que corrigiera la situación, pero no consiguió nada y el coche siguió circulando de forma errática. Preocupado por lo que le podría estar pasando y ante la posibilidad de que provocara un accidente, el policía -destinado en Madrid y que pasaba unos días en Oviedo- se puso en paralelo. Apenas pudo dar crédito a lo que estaba viendo. Un niño iba al volante y a su lado, en el asiento del copiloto, había un adulto.

Tras mostrar su placa, detuvo la marcha del coche y llamó a la Policía Local, que llegó unos minutos después para investigar y levantar el atestado de los hechos. Los agentes identificaron al adulto como M. P., un hombre de nacionalidad moldava y que no llevaba encima el permiso de conducir, aunque sí dispone de él. Le detuvieron porque presentaba "síntomas de embriaguez", no llevaba el carné e hizo conducir a un menor de edad. Es decir, que lo llevaron a Comisaría como autor e inductor de un delito contra la seguridad vial. Ya en el cuartel, se negó a declarar, pero se sometió a la prueba de alcoholemia arrojando un resultado de 0,99 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. Y su coche, que es automático, fue inmovilizado y trasladado al parque de la grúa municipal de Oviedo hasta el dictamen judicial.

Preguntado por su relación con el menor, aseguró que se trataba de su ahijado, por lo que la Policía Local localizó al padre del niño para entregárselo.

El último incidente de tráfico que tuvo a un menor como protagonista se remonta a 2013, cuando la grúa municipal se llevó un automóvil mal estacionado en una calle peatonal de Pumarín con un niño de 4 años dormido en su interior. La madre había acudido a una clínica veterinaria con su perra y mientras estaba pasando consulta la grúa llegó y se llevó su coche, sin percatarse de que dentro había un chiquillo. La madre, que recuperó a su hijo minutos después, fue denunciada por los agentes de la Policía Local por insultos. La mujer los denunció a ellos por secuestro, y la Policía Local notificó lo ocurrido al fiscal de menores.