El pequeño comercio consiguió levantarse tras el golpe recibido en su día con la llegada de las grandes superficies, resiste ante el desafío que supone convivir con las cadenas "low cost" (precios bajos) y ahora sabrá recomponerse ante el tirón de las compras por internet. Lo hará porque cuenta con un arma que no puede conseguirse a golpe de ratón: el trato humano y la calidad del servicio que se consigue a través de la cercanía con el cliente. Al menos esa es la teoría del economista Marcos Álvarez, que ayer presentó su libro "Aumentar las ventas ¡Es fácil!" durante una charla sobre el futuro de las empresas de distribución comercial en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. "En el comercio los buenos tiempos han dado paso al tiempo de los buenos. Aquellos que además de aprovechar las buenas tecnologías atiendan bien al cliente podrán seguir creciendo. Los buenos vendedores de las tiendas no se manejan con el ratón", afirma.

El "tiendólogo" -así se autodenomina un autor cuyo trabajo consiste entre otras cosas en mejorar las ventas de los negocios detectando sus carencias- estuvo acompañado durante el acto por Juan Trespalacios Gutiérrez, catedrático de Comercialización e Investigación de Mercados de la Universidad de Oviedo y por Esteban García Canal, director de IUDE Business School y profesor de Gestión y Negocios Internacionales en la Universidad de Oviedo. Ambos tomaron parte activa en la conferencia y ambos mantienen la tesis del autor del libro. "El secreto de un buen negocio es ofrecer calidad en el producto y calidez en el trato", sostiene Juan Trespalacios. Esteban García se mueve en la misma línea: "El mundo está globalizado y el comercio no se escapa a eso, hay que subirse al carro para no quedarse atrás, pero hay aspectos como el trato y la cercanía que no son globalizables", asegura.

Marcos Álvarez, que ha trabajado en varias multinacionales del sector textil, tuvo tiempo para ofrecer un consejo a todos los comerciantes presentes en la sala: "Hay que estar con la mente y los ojos muy abiertos para ver lo que pasa alrededor. El cambio es necesario para todos, pero no se puede perder la esencia del pequeño comercio, que es el contacto con el cliente y el buen trato".