La ordenanza de terrazas se está llevando por delante empleos de camareros en la ciudad. Así lo aseguran, al menos, las asociaciones de hostelería en Oviedo, que ya habían advertido en varios estudios que la aplicación de la nueva normativa -que entró en vigor el pasado 1 de enero- podría destruir la mitad del empleo del sector en la capital asturiana. Iván Gasalla, hostelero de El Gato Negro, en El Antiguo, ha puesto rostro a la situación, que ya se está produciendo en su local. La semana pasada despidió a uno de sus camareros y está "aguantando el tirón" para no prescindir de una persona más.

"A uno ya lo tuve que despedir y el segundo empleo va por el mismo camino. Además iba a contratar a otras dos personas más y no podré hacerlo", explicó ayer el hostelero. A principios de noviembre solicitó licencia para colocar una nueva terraza, adaptándose a la ordenanza. Aún no se la han concedido, por lo que, a primeros de enero, al entrar en vigor la norma, retiró sus diez mesas de la calle. También ha quitado un toldo en el que acababa de invertir 3.500 euros y no sabe si las mesas que había adquirido recientemente, por 195 euros cada una, se adaptarán a la nueva legislación.

"Antes tenía diez mesas y con la nueva licencia creo que me quedarán cinco. Además, todo estará delimitado con un perímetro amarillo marcado en el suelo y no podremos atender fuera del corralito", explica. "Estamos en el casco antiguo de la ciudad y se dedican a pintarrajear el suelo para afearlo, no lo entiendo", critica este hostelero.

"Yo lo que tengo muy claro es que no voy a llamar la atención a nadie que se ponga a beber en la calle, porque con esto lo que están fomentando es la práctica del botellón", analiza este hostelero, muy indignado con la nueva normativa municipal. Para hacer partícipes a los clientes y viandantes de su enfado ha colocado un letrero a la entrada de su local denunciando la situación y con un llamamiento: "Hosteleros y demás empresas que viven del sector, si no nos unimos, estamos jodidos".