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La creación "underground" de Oviedo

La artista Marta Fermín abre un espacio artístico en la ciudad cambiando las reglas que imperan en los talleres, "porque el arte se puede ver y hacer desde otra perspectiva", afirma

Al entrar en el portal del número 8 de la calle Martínez Vigil de Oviedo, uno percibe ya el olor a pintura que sube desde el bajo. Algo ha cambiado en esta zona, plagada de bares y salas de conciertos, que aspira a convertirse en la zona de referencia para los que ansían una cultura alternativa. En ese bajo la artista Marta Fermín (Oviedo, 1973) acaba de abrir "Decero Espacio Creativo", un centro para niños y adultos, especializado en grabado, cerámica y pintura, que rompe con la imagen y el organigrama habitual de las clases y los talleres de arte que imperan en la ciudad. "Llevo más de 15 años dedicándome al arte y estoy convencida de que se puede hacer y ver desde otra perspectiva", afirma Fermín.

Al bajar las escaleras, uno podría sentir perfectamente las mismas sensaciones que cuando entra en un local de Williamsburg, uno de los barrios más modernos de Brooklyn (Nueva York); en un taller artístico de Kreuzberg o Prenzlauer berg, dos de las zonas más "hipster" de Berlín, o en uno de los talleres de Shoreditch, la zona más vanguardista de Londres. "He viajado mucho durante toda mi vida y, aunque me encanta vivir en Asturias, al idear mi propio proyecto, me apetecía traer lo mejor de lo que había visto fuera. Dar un paso más en la formación y la oferta artística que existía históricamente en Oviedo". Lo dice mientras atraviesa una de las puertas de su local, divido en dos partes unidas por un pequeño recibidor. En el ala de la izquierda, Chuchi Rodríguez, Marifé Fernández y María de Luis trabajan en sus pinturas manteniendo conversaciones cortas. El espacio es diáfano, con mesas amplias, un horno para los talleres de cerámica, y con una intensa luz natural que entra del jardín, a pesar del que día está nublado. "Cuando vi este local, hace un año, me enamoré de él. Quería un espacio en el que la producción de arte y la exposición convivieran y necesitaba algo que se adaptara a eso". Y lo encontró. Aquí el jardín se aprovecha para hacer instalaciones en verano, para que los alumnos (y sus amigos) se tomen un té o un café en las mesas si el tiempo acompaña, o para que salgan a fumar un cigarrillo. Y las paredes cobran vida gracias a exposiciones de artistas jóvenes o desconocidos que no entran en los circuitos comerciales de la región. "No queremos entrar en la presión de exponer cada mes, pero sí me gusta sacar a la luz a gente con talento".

En la otra sala que compone el espacio, Belén Álvarez trabaja entre la maquinaria de los talleres de grabado y la otra entrada al local, que nace en el callejón de Martínez Vigil y que le aporta ese carácter "underground"; su estilo personal. "El taller de expresión artística es el más especial. Vienen personas muy concretas que quieren encontrar su propio estilo para que cualquiera pueda identificarlo. Son las clases más conceptuales y filosóficas, pero, como artista, es una pasada orientarles profesionalmente en esa búsqueda".

Fermín ya cuenta con más de 25 alumnos y un equipo de tres personas que le ayudan a impartir los talleres. No existen las tarifas por clases, ni los horarios. "Duran toda la mañana o toda la tarde, un día a la semana. Los alumnos pueden venir cuando quieran y pagan una tarifa plana. Si quieren más días o más de un taller, se les hacen ofertas. Hay gente que viene todo un día y que come aquí de 'tupper'. Queremos que se sientan como en casa". Además, los fines de semana ofrece el espacio a grupos que estén interesados en montar un taller sobre una temática concreta. "Hicimos uno de desayunos y meriendas para 8 amigos. Elaboraron sus tazas y sus boles de cerámica y salieron encantados". Porque no solo Marta Fermín cree que otro arte es posible.

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