Los que más saben de Prerrománico están de acuerdo en que ese patrimonio tan singular necesita de una fundación o un organismo, con participación de las administraciones y de la Iglesia, que acabe con el bloqueo de las últimas décadas. "No ha habido manera de coordinarse, y así parece que todas las actuaciones que se han hecho no tienen sentido", expuso ayer Araceli Rojo, geóloga de la empresa GEA, con una larga experiencia en la restauración de monumentos y que propuso crear un órgano específico para el Prerrománico, en un encuentro de expertos celebrado en el Ridea (Real Instituto de Estudios Asturianos) y vinculado a la exposición "Santullano desvelado".

Araceli Rojo fue la primera en poner sobre la mesa esa propuesta. Fue secundada inmediatamente por el arquitecto Fernando Nanclares, uno de los autores del plan director del Prerrománico, un documento que el Ministerio de Fomento aprobó en el año 2007 y del que nunca más se supo. "Hay precedentes", señaló Nanclares, y citó la Real Fundación de Toledo. La profesora de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo Pilar García Cuetos siguió por ese camino y mencionó la Fundación Uncastillo-Centro del Románico y la Fundación Albarracín. "Ha faltado un pacto de Estado por el Prerrománico. Hace falta generosidad por parte de todas las instituciones: la local, la autonómica y la del Estado, y de la propiedad", opinó la historiadora y añadió que "hay todo un camino ya andado, activos que podemos desarrollar".

La comisaria de "Santullano desvelado" y restauradora, Natalia Díaz-Ordóñez, se manifestó a favor de la idea, aludiendo en su caso a la Fundación Santa María la Real. El arqueólogo Lorenzo Arias, otro de los que intervinieron en el debate, también apoya esa solución, aunque duda que pueda constituirse en el actual contexto. Arias considera que podría servir para acabar con situaciones incongruentes como la que llevó hace unos años a que una zapatilla permaneciera varios días sobre la fuente de la Foncalada porque ni el Ayuntamiento de Oviedo ni la Consejería de Cultura se consideraban competentes para recogerla.

El asunto de la fundación ocupó la parte final de un debate que duró dos horas y media y que fue moderado por el concejal y presidente de la Fundación Municipal de Cultura de Oviedo, Roberto Sánchez Ramos.

A lo largo del encuentro, se contrastaron opiniones sobre qué uso dar a un edificio como San Julián de los Prados. Fernando Nanclares sostiene que "Santullano tiene una instalación de calefacción y de iluminación que no es compatible con su carácter monumental. Debe verse como un museo". En el plan del Prerrománico, el arquitecto ya proponía crear un centro parroquial a unos sesenta metros de la iglesia, junto al centro de interpretación. Isabel Ruiz de la Peña, profesora de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo, se opone: "La conservación es compatible con el uso, la cuestión es cómo hacerlo". Advirtió que podría ocurrir lo mismo que con San Miguel de Lillo cuando se cerró al culto, una decisión que, según la historiadora, aceleró su deterioro. Pilar García-Cuetos la apoyó: "Si tenemos esos monumentos es porque fueron iglesias". "No creo que cuatro abuelitas en misa hagan más daño al edificio que una excursión del Inserso (Instituto de Mayores y Servicios Sociales) de cuatrocientas personas", añadió. El representante la Iglesia, Víctor Cedrón, considera "un plus" que Santullano mantenga el uso para el que fue creada.

Por supuesto, se habló de la autopista, una cuestión que planteó el concejal Sánchez Ramos. Nanclares aludió al plan director, que contempla una "reducción de la autovía hasta convertirla en un bulevar". "En un principio el Ministerio de Defensa estaba dispuesto a ceder los terrenos de la Fábrica de Armas", comentó Lorenzo Arias acerca de la posibilidad de desviar el tráfico hacia allí.

Javier Rebollo, ingeniero de Estructuras explicó el sistema de monitorización que la empresa para la que trabaja ha instalado en San Julián por encargo de la Consejería. "Un edificio no es un ser vivo, pero se le parece en algunas cosas y respira", observó. El arqueólogo César García de Castro planteó que "la Consejería no tiene un restaurador en plantilla ni el personal para extraer conclusiones de esos estudios".

El restaurador Jesús Puras defendió, algo en lo que coincidió con García de Castro, con la conveniencia de dar carga a San Julián. "Las patologías de las pinturas se solucionan con un enlucido a la cal", afirmó.