Será un nuevo paso en la remunicipalización de servicios al ciudadano y en el retorno al sector público del Ayuntamiento de trabajos externalizados durante los mandatos municipales del PP. El objetivo en esta ocasión serán las labores de gestión en servicios sociales -aunque no sus actividades y centros de trabajo- de Cáritas, el prestigioso voluntariado católico. Pero la recuperación de ese trabajo de gestión no será mediante una acción hostil, sino con un procedimiento que incluso podría parecerle adecuado a la propia Cáritas.

Estas ideas las planteó la concejala de Somos Oviedo Mercedes González durante la I Asamblea general de esta formación, celebrada este sábado. González no habló deliberadamente del asunto, sino porque un interviniente en el coloquio, que se definió como "artista callejero y hombre feliz con dos cartones en una esquina y un perro", se quejó del trabajo de Cáritas por haber tenido encontronazos en algunos servicios de la entidad católica. "¿Por qué está ahí Cáritas y no los Servicios Sociales del Ayuntamiento?, se preguntó esta persona, Emilio Expósito. Otro interviniente también sentenció más tarde que "la caridad (social) no debe existir, sino el Estado".

Fue entones cuando Mercedes González, concejala de Educación y Deportes -pues la edil de Servicios Sociales en el tripartito es la socialista María Luisa Ponga-, contestó a Expósito que "yo fui directora de Cáritas Asturias, la conozco muy bien, no hace un mal trabajo y es una organización que lo hace con menos dinero".

Es más, González estimó que "Cáritas estaría encantada de no tener que realizar todas esas gestiones". Esa postura de que la organización católica se dedique a tareas de choque contra la pobreza y la exclusión, en lugar de crecer como estructura administrativa, fue la que defendió en su momento Mercedes González al frente de Cáritas. "Yo creo que es una de las razones por las que tuve que irme", comentó, pero sin darle demasiada importancia a aquel hecho.

En efecto, Mercedes González era directora de dicha entidad católica desde el año 2000, pero en 2002 tanto ella como el delegado episcopal de Cáritas, Alberto Reigada -hoy párroco de la Tenderina-, pedían su relevo al recién llegado arzobispo, Carlos Osoro, que aceptó sin pestañear. Volviendo al presente, la concejala de Somos comentó en la Asamblea que "la obligación del Ayuntamiento es tener medios para que nadie duerma en la calle, o tener viviendas de emergencia para determinadas situaciones".

En consecuencia, "nuestra lucha es que esas responsabilidades estén en manos del gobierno municipal". Al mismo tiempo calificó de "negligencia del Ayuntamiento" lo que los anteriores equipos de gobierno populares habían estado ejecutando, un argumento ya habitual en Somos Oviedo y que la líder de la formación, Ana Taboada, primer teniente de alcaldía, denomina "el desmantelamiento del Ayuntamiento".

El caso es que al otro lado de los hechos, en Cáritas también se habían producido debates internos en el pasado sobre el objetivo de esta entidad católica.

Hay quienes defendían, y defienden, que Cáritas no debe ser un sustituto de lo que las administraciones públicas no hacen en el ámbito de sus competencias. En ese caso, el voluntariado católico se convertiría en cómplice bienintencionado de una negligencia pública.

Esa misma postura defiende que la labor propia consiste en acudir adonde nadie lo está haciendo para trabajar con los verdaderamente últimos de la sociedad, pero ha retirarse cuando los Servicios Sociales se hagan cargo de dichas situaciones, manteniendo, no obstante, una colaboración de voluntarios.

Por último, hacerse cargo de programas que se perpetúan en el tiempo, añade este punto de vista, obliga a disponer de unos servicios administrativos y técnicos -mediante contratación- que pueden sustituir el espíritu de Cáritas, que es el de un voluntariado para todo católico.

El Ayuntamiento de Oviedo ha establecido convenios con Cáritas para esos programas en el albergue Cano Mata Vigil, y en su centro de día; en Calor y Café, en la guardería San Lázaro y en el Proyecto Alba. Precisamente días atrás se conocieron las cifras del año pasado del centro Calor y Café, que registró 7.597 pernoctaciones, un 6% más que en 2014, si bien el número de usuarios disminuyó un 16,5% tras atender a 305 personas.