"Viendo los Juegos Olímpicos de Los Ángeles me enamoré de Carl Lewis". Así justificaba en 1994 Pedro Pablo Nolet su elección por el atletismo después de que una lesión de rodilla le apartara del fútbol cuando jugaba en el Oviedo infantil. Nueve años después de aquel flechazo, Nolet, nacido en Avilés hijo de un zaireño y de una ovetense, compartía línea de salida con su ídolo en la prueba de 100 metros lisos de los mundiales de Stuttgart.
Pedro Pablo Nolet llegó a ser uno de los mejores velocistas españoles de la década de los 90, lo que le permitió proclamarse en varioas ocasiones campeón de España de 100, 200 y 4x100. También para formar parte de la selección española en competiciones internacionales e incluso en los Juegos Olímpicos de Atlanta-96, aunque acudió de reserva y no llegó a competir.
Nolet presume de que nunca dio positivo durante su carrera deportiva, pero algunas declaraciones sobre el dopaje en el atletismo le metieron en más de un apuro. Por ejemplo, en aquel mundial de Stuttgart en el que vio algunas cosas raras y las denunció. A la vuelta reconocía que "pequé de inocente. Acababa de quedar eliminado por unas centésimas y me dio una rabia increíble. Me llegaron con micrófonos y solté. Me arrepiento, pero no dije ninguna m entira".
A partir de ahí midió sus palabras en público, pero en privado insinuaba que un porcentaje muy alto de atletas se dopaba. Nolet se vio involucrado indirectamente en la "Operación Galgo", ya que en el sumario de la redada contra el dopaje el entrenador de la asturiana Estela García, Manuel Pascua Piqueras, aseguraba que la atleta sufría depresión porque antes había tomado anabolizantes. En esa etapa anterior, a Estela la entrenaba Pedro Pablo Nolet, con el que se proclamó por primera vez campeona de España. Nolet advirtió entonces que si Pascua le citaba presentaría una querella contra él. Nunca sucedió.
