Viajar. Esa es la principal inspiración del artista Ángel Hurtado de Saracho (Gijón, 1973). Y eso es lo que inspira el título de la nueva exposición que inaugura hoy en la Sala Murillo, "500 millas", el camino que separa su taller del de su compañero de muestra, el escultor catalán Joan Artigas. Los dos artistas, que exponen sus trabajos en Oviedo hasta el 8 de marzo, nunca habían coincidido antes, pero sus obras crecen al combinarse. Saracho es la investigación de color, las capas de brochazos de diferente grosor y la búsqueda de una abstracción que muchas veces cae rendida a la figuración. Artigas es la delicadeza, a pesar del uso de materiales rudos; el realismo, y la figura humana en su versión más costumbrista.

Saracho sigue encontrando la inspiración viajando, pero ya no se centra en un único destino. "La gente se fijaba más en el lugar que pintaba que en la pintura, y no me interesaba", explica. Hace unos años encontró una fórmula para cambiar esa inercia. "Empecé a hacer cuadros de pequeño formato, 'minis'; imágenes que estaban en mis cuadros y que llamaban mi atención. Los expuse junto a los grandes y así conseguí que la gente, mientras los buscaban, se fijara en la pintura". El viaje que plantea hoy pasa por Londres, Roma, San Sebastián y Gijón, escenario principal de sus marismas. Como siempre, el azul sigue mandando, pero sus personajes se diluyen más que nunca en el paisaje. Parece que sabían que el puesto de figura principal estaría ocupado por sus compañeras de hierro y bronce.