Un niño de 13 años tiene en jaque a la Policía Nacional desde hace meses, cuando se convirtió en el líder de una banda organizada de ladrones formada por chavales "bastante más mayores que él" que se dedica a hurtar carteras y móviles los fines de semana en la calle del Rosal y el casco antiguo. Así lo aseguran los agentes, cansados de seguirle la pista inútilmente por dos razones. La primera es que al tener menos de 14 años es inimputable, es decir, carece de responsabilidad penal y por tanto no se le considera autor de delito alguno. De hecho, la legislación indica que las medidas correctivas deben limitarse al ámbito educativo y familiar. La segunda razón es que suele "pasarle la mercancía a sus compañeros" y salir de rositas.

El chaval, C. M., es muy conocido en el Antiguo y mantiene una intensa actividad en las redes sociales, donde alardea de su comportamiento e incluso planea encuentros con sus compinches. "Ven a La Ería a las cinco y media si tienes cojones", o "Te estoy esperando hijo de puta. No te veo. A las cuatro me piro, 'flipao'", son algunos de sus mensajes en una página de internet. Este precoz ladrón es de origen rumano y suele pasearse por El Rosal engominado y bien vestido.

Según la Policía Nacional, "al no ser un tema exclusivamente policial, hemos mantenido reuniones con la Fiscalía y los Servicios Sociales, que fueron muy receptivos con el problema y están dispuestos a ayudar y aportar soluciones para resolver, o al menos paliar, la problemática suscitada por este menor".

El número de integrantes de la pandilla varía, pero suele haber un mínimo de cuatro jóvenes que cometen juntos sus hurtos. Normalmente escogen como víctimas a chicas jóvenes a las que dan un empujón para llevarse el bolso, la cartera o el móvil. Mientras que otras veces las distraen y les quitan sus pertenencias sin que se den cuenta. Uno habla con ellas, otros vigilan y los últimos huyen con el botín. Si la Policía Nacional identifica y le da el alto al líder de la pandilla, es frecuente que éste "se vanaglorie de que es menor de edad y que no se le puede imputar".

La banda en ocasiones establece alianzas con otros grupos similares de Oviedo que también hurtan carteras y móviles de alta gama. Los teléfonos son los productos más valorados por las pandillas al venderlos en mercados de segunda mano o a comerciantes que trafican con ellos en países vecinos o del continente africano.