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El asesino de Isabel Márquez embaucó antes a otras mujeres para vivir de ellas

Jorge Portillo, diagnosticado con un trastorno mixto de la personalidad, no visitaba a un psiquiatra desde el año 2011 y se automedicaba

Jorge Portillo Vega. LNE

María Isabel Márquez Uría, la mujer asesinada por su pareja en General Zubillaga, no fue la primera a la que Jorge Portillo Vega embaucó con una situación económica y laboral ficticia para vivir de ella. Las anteriores tuvieron más suerte, lograron desenmascararle y rompieron la relación a tiempo antes de que se tornase peligrosa. Así se desprende de un informe aportado a la causa al que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA realizado por profesionales del Instituto de Medicina Legal para valorar si el "trastorno mixto de la personalidad" que sufre le eximen de ser imputado. La respuesta de los expertos es que no, que distingue perfectamente el bien del mal. En el informe queda también reflejado el asesino de la mancuerna (acabó con su pareja golpeándola con una barra de hacer gimnasia en noviembre) no visitaba a un psiquiatra desde 2011 y que llevaba cuatro años automedicándose.

"El paciente relata con coherencia los episodios de altibajos económicos y el devenir es siempre recurrente: conoce a una pareja, la deslumbra con una situación económica y laboral ficticia, le genera con ello falsas expectativas, aparecen los problemas económicos, muy habitualmente consigue disimular la situación, vive de ellas argumentando un problema económico transitorio, la situación económica les lleva al límite, y la relación se rompe, en este último caso con un homicidio", relatan los forenses. "En toda su historia clínica, en los episodios de agudización siempre subyacen los problemas económicos", aseguran.

Así, los médicos que han entrevistado a Jorge Portillo (en tres ocasiones) le definen como una persona "narcisista" que es "bastante coherente" en su relato excepto cuando habla de cuestiones profesionales. "Su discurso se torna rimbombante y dice que ha sido ejecutivo en varias multinacionales, pero cuando se profundiza en el interrogatorio, la realidad es otra", señalan.

En cuanto al asesinato de su pareja, Portillo dijo a los médicos que no lo había intentado antes, que era la primera vez. "Cuando habla de la muerte de ella llora con lágrimas", aseguran. A los forenses les ha contado lo mismo que a la juez, que golpeó repentinamente a su pareja en la cabeza con una mancuerna, sin mediar discusión y pelea "porque estaba a punto de descubrir que estaban arruinados y quería evitarle el sufrimiento". Después pensó en suicidarse -en su historial médico constan varios ingresos hospitalarios después de intentar quitarse la vida- pero finalmente decidió entregarse a la Policía y confesar. Según su relato porque "le vino el pensamiento de que si quería honrar la memoria de ella tenía que afrontar las consecuencias. Pensó que si se suicidaba, como es creyente, no iba a ir al cielo y estar con ella".

Jorge Portillo Vega, de 51 años, es natural de Bilbao y conoció a Isabel Márquez en un bar de Oviedo, en 2011. Se había desplazado a la ciudad para una entrevista de trabajo. Seis meses después empezaron a convivir. En la actualidad se encuentra ingresado en prisión preventiva en la cárcel de Villabona a la espera de juicio.

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