Jorge Portillo Vega, el asesino confeso de María Isabel Márquez Uría, escuchó ayer por la mañana en los juzgados de Comandante Caballero el relato de imputación de hechos que le atribuyen el ministerio público y las partes personadas en la causa. La fiscal de Violencia de Género, María Eugenia Prendes, imputa a Portillo un delito de asesinato con dos agravantes, uno de parentesco y otro de género por "acabar con la vida de su pareja". De momento y "sin perjuicio de ulterior calificación", la Fiscalía no aprecia en su calificación provisional otros delitos, como los que pudieran derivarse de la supuesta explotación económica de Portillo hacia su pareja, que terminó arruinada tras iniciar una relación sentimental con él.

El escrito de imputación de hechos presentado por la fiscal se basa en la declaración realizada por el acusado en sede judicial, así como en las pruebas recopiladas por los investigadores hasta el momento. "El 5 de noviembre de 2015 el imputado, decidido a acabar con la vida de su pareja, la atrajo al dormitorio con el pretexto de enseñarle una fuga de agua. Cuando ella se agachó a observarla, el imputado, sin mediar palabra y aprovechando que ella se encontraba desprevenida, cogió una barra de una mancuerna metálica de unos 30 centímetros de largo que guardaba bajo la cama, y por la espalda la golpeó con ella en la cabeza varias veces hasta causarle la muerte como consecuencia del traumatismo craneoencefálico con destrucción de centros vitales", reza el texto.

Llaman a seis testigos

Además del relato de los hechos, la Fiscalía solicitó la declaración de una lista de testigos, seis en concreto, incluidos trabajadores del Hotel Santa Clara en el que se hospedó el presunto asesino después de asesinar a su pareja, mientras meditaba, según su relato, si quitarse la vida o entregarse a la Policía.

Por su parte, la acusación particular, ejercida por el hijo de la víctima, se adhirió a la calificación del ministerio fiscal y presentó el relato de los hechos como un asesinato "a traición, engañándola sobre seguro y sin riesgo para él". Según este relato de los hechos, Jorge Portilla "la golpeó brutalmente hasta asegurarse de que estaba muerta y permaneció en la habitación hasta que comprobó que no respiraba". El crimen de la mancuerna será juzgado por un tribunal popular, tal y como sucede habitualmente con los delitos de violencia de género.

Jorge Portilla Vega, de 51 años, abogado de profesión y natural de Bilbao, conoció a María Isabel Márquez en un bar de la ciudad, cuando se desplazó, en 2011, a una entrevista de trabajo. Seis meses después iniciaron una relación sentimental. Ella, que disfrutaba de una situación económica saneada, empezó a incrementar sus gastos y tuvo que solicitar varios créditos para costear el nivel de vida en pareja. En los días previos al asesinato les habían cortado la luz del piso por impago.