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El Ayuntamiento de las múltiples caras

La pancarta a favor de los refugiados luce en el balcón municipal, para el que ya hay otra idea: colgar la bandera del Oviedo

Un gaitero, delante del balcón con la pancarta de los refugiados. I. COLLÍN

Aquel día de junio en que giró a la izquierda el gobierno de la ciudad, mientras Wenceslao López le daba vueltas al célebre susurro que le convirtió por sorpresa en Alcalde, Ana Taboada pilló el micrófono y salió al balcón municipal a saludar a las masas. Entonces, ni a Wenceslao López ni a nadie le importaba (todavía) que la líder de Somos actuara como si fuera la alcaldesa. Aquel subidón debía compartirlo con sus masas y dónde se va a sentir una más alcaldesa que en el balcón del Ayuntamiento.

Aquello fue un gesto y, desde entonces, el balcón municipal se llenó de gestos, como si para notar el cambio en la ciudad hubiera que levantar la vista y mirar la fachada del Ayuntamiento en lugar de darse una vuelta por los barrios a la caza de nuevas inversiones. La bandera homosexual. Las pancartas a favor del día de la mujer. La pancarta a favor de los refugiados. El balcón se convirtió en un espejo tan real del tripartito que hasta se cuelgan pancartas que reflejan las diferencias entre sus socios. Por ejemplo la que contabiliza las víctimas de la violencia machista. Tiene dos cifras: la oficial del Ministerio, respaldada por el PSOE, y la de un portal feminista especializado, respaldada por IU. El Ayuntamiento se llenó de múltiples caras en estos nueve meses de gobierno de izquierdas. Se volvió todo lo reivindicativo que no fue durante 24 años de mando monocolor. Paredes de cristal y fachada multicolor. Renovación por dentro y también por fuera. Y como su aspecto exterior importa tanto, se generaron divertidos debates internos en un gobierno tan pendiente de ser como de parecer. El último situó en la diana a la bandera europea. Primero se iba a quitar, luego a ponerle un crespón negro y finalmente se decidió amarrar. Es la forma que tiene Oviedo (y otros ayuntamientos) de protestar contra la política de la UE con los refugiados. Así y poniendo una pancarta, otra más, que ya luce en un balcón municipal: "Bienvenidos refugiados".

No será la última. El viernes, un concejal socialista propuso, "en serio", colgar en el balcón del Ayuntamiento la bandera del Oviedo ahora que las cosas están que arden en el club. Nadie sabe en qué quedó el tema. Habrá que preguntar. Seguro que con la del equipo azul no se monta un cisma como el que ocasionó la bandera las Marchas de la Dignidad, que los ocupantes entonces querían desplegar. Seguro que si sale adelante la propuesta del Oviedo, en el balcón no sólo estará el Alcalde. Taboada, como ha sucedido en todos los actos oficiales celebrados allí desde junio, no le dejará solo. Seguro.

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