La histórica actuación de los "Rolling Stones" en Cuba quedará asociada en la memoria de muchos ovetenses a un trágico suceso. El pasado viernes Javier Ramón Martínez Romero y Eva Rodríguez Pérez, matrimonio y ambos ovetenses, circulaban en coche hacia La Habana, para asistir a la actuación del grupo británico, cuando encontraron la muerte en la carretera. Sus familiares en Oviedo recibieron la noticia el viernes por la tarde. Ayer salieron en viaje hacia la isla para hacerse cargo de los cuerpos de la pareja y recoger a su hija, la pequeña Alicia, de 5 años, que había quedado al cuidado de un matrimonio amigo, también español, mientras sus padres iban al concierto.

El matrimonio perdió la vida al colisionar contra otro vehículo, un autobús según versiones de algunos allegados, aunque la familia no confirmó este dato. Sucedió cuando circulaban en dirección a La Habana, en coche, para asistir al concierto gratuito que los "Rolling Stones" dieron anteayer viernes en la ciudad deportiva de La Habana a partir de las ocho de la tarde (la una de la madrugada en España).

Javier Ramón Martínez Romero había nacido en la capital asturiana en 1973 y tenía 42 años. Había estudiado en el colegio Auseva y se había formado como ingeniero técnico de minas en la Universidad de Oviedo. Su trabajo, en una multinacional francosuiza del sector de la construcción, lo condujo hasta Sevilla, donde residió con su mujer y su hija los últimos años antes de trasladarse a Cuba.

Eva Rodríguez Pérez, nacida también en Oviedo en 1976 y de 39 años de edad, se formó con los jesuitas, en el colegio San Ignacio, estudió Derecho y trabajaba desde hacía años como funcionaria de Justicia en la capital andaluza.

Al llegar a Cuba, donde su empresa participa en la construcción de varios hoteles, Javier Ramón Martínez Romero se instaló en Cayo Coco. Dejó en España a su esposa y a su hija, que aún era un bebé cuando él se fue. Quienes lo conocían cuenta que le pesaba la separación pero que, como era de esperar por su carácter extrovertido y animoso, se adaptó bien a sus nuevas circunstancias.

Transcurridos más de dos años, y en vista de que aún había trabajo para él en la isla, la familia decidió dar el paso de reunirse. Eva Rodríguez Pérez dejó su puesto en los Juzgados de Sevilla y emprendió el viaje a Cuba con su hija hace apenas un par de meses, el pasado enero. Acababan de instalarse en el nuevo destino de Javier Ramón Martínez, en un lugar próximo a Cayo Coco, donde él tenía su domicilio inicialmente, durante el tiempo que pasó solo en la isla.

Javier Ramón Martínez Romero tiene otros cuatro hermanos: Alicia, Patricia, Sonia y Arturo. Alicia y Patricia tomaron el avión con destino a Cuba ayer por la tarde, para recibir los cuerpos del matrimonio y afrontar los trámites de repatriación. Allí contaban con ser recibidas por personal de la Embajada española y de la empresa de Javier Ramón, que puso a disposición de la familia un psicólogo. Las dos hermanas se harán cargo de su sobrina Alicia, que a día de ayer desconocía el trágico destino de sus padres y que regresará con ellas a España.

Además de en Oviedo, Javier Ramón Martínez Romero y su familia eran muy conocidos en Luanco, donde él y sus hermanos pasaban las vacaciones estivales desde pequeños. Su hermana Alicia Martínez Romero es médica en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Patricia Martínez Romero es economista. El padre de Javier Ramón Martínez falleció hace años y había sido, como él, ingeniero de minas. Eva Rodríguez Pérez era hija única y en su infancia solía pasar el verano en Xivares (concejo de Carreño).

Entre las amistades de la pareja la noticia se extendió a toda velocidad. A él lo describían ayer como "un tipo de lo más extrovertido", "muy positivo" y que disfrutaba intensamente de la vida. Cuando iba a regresar a Asturias, cuentan, les avisaba con antelación para que fueran preparándole la sidra. "Con él siempre había risas", comentaba ayer por la tarde uno de sus mejores amigos.

Los familiares del matrimonio fallecido desconocen cuánto tiempo les llevará resolver la repatriación de los cadáveres. Las dos hermanas de Javier Ramón Martínez salían de Madrid poco después de las cuatro de la tarde. Hasta reencontrase con su sobrina Alicia les quedaban por delante diez horas de vuelo.