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Una vida entre rectas y notas

El artista sevillano Juan Carlos Marín presenta por primera vez en Oviedo sus esculturas: "No busco nada elitista, sólo divertir y emocionar con ellas", afirma

Una vida entre rectas y notas LUISMA MURIAS

Juan Carlos Marín (Sevilla, 1969) es un artista con todas las letras. "Malvivo, pero sí, puedo decir que sólo me dedico al arte", afirma sonriente. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, llegó al mundo de la escultura después de dar muchas vueltas, casi tantas como las diez piezas de clara inspiración arquitectónica que expone en la galería Cervantes 6 de Oviedo hasta el 30 de abril, su primera muestra en el Principado.

Al observar sus esculturas, realizadas en hierro, unas con el color como herramienta para destacar las formas más divertidas y otras con el óxido como opción para disparar la solemnidad; uno se da cuenta de que Marín vive entre curvas y rectas. Quizás la explicación está en su vocación musical, profesión que compagina con el arte. "Toco la batería en un grupo de versiones para bodas de clásicos de rock y de pop. Nos llamamos 'Ácaros in love", reconoce entre risas. Sus esculturas, todas bautizadas con nombres de canciones, podrían ser la traducción de un tema de los "Beatles" o de los "Rolling Stones"; pero él tiene claro que no busca ningún significado trascendental con ellas ni provocar algo espiritual en el espectador. "No busco nada elitista, quiero eliminar la solemnidad en el arte, por lo menos en lo que yo hago. Estoy en contra de esa retórica de la que se aprovechan muchos artistas. Yo sólo busco algo lúdico, diversión y emoción en el espectador". Justo lo mismo que siente él en el taller cuando ve sus piezas terminadas. "Es lo mejor de la creación, la satisfacción propia con lo que acabas de hacer. Es un sentimiento de enamoramiento que dura minutos, horas o un día. Pero es algo maravilloso. Algo similar a lo que ocurre cuando escuchas una canción que te gusta".

Antes de llegar a la escultura trabajó en parques temáticos, dando clases de cerámica y opositó para conseguir un puesto como profesor de dibujo de Secundaria. "Pensaba que me iban a llamar de la bolsa de trabajo para sustituciones, y ahí empecé a hacer mis primeras esculturas". Pero nunca le llamaron y la actividad para ocupar la espera se convirtió en su prioridad. "Ahora voy todos los días al taller porque mi método de trabajo, aunque parece racional, es muy intuitivo. Alguna vez hago alguna maquetita, pero no suelo trabajar con ideas preconcebidas". Sus piezas son todas modulares. Él se encarga de cortarlas, doblarlas y soldarlas. "Por eso la mayoría son de pequeño formato. No tengo medios para llevarlos a una fabrica a cortar o soldar. Me encantaría hacer piezas grandes y colocarlas en el entorno urbano, pero de momento es sólo un sueño".

Marín forma parte de la exposición "Plural", en la que comparte espacio con las impactantes fotografías de Miguel Vallinas; las sugerentes pinturas de María Álvarez; los innovadores paisajes de Bartolomé Junquero y los óleos texturizados de Leonor Solans.

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