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La batalla campal del pasado lunes aún mantiene a los testigos con un nudo en el estómago. "No había visto nunca algo así ni en las películas. Parecía una auténtica guerra", asegura la propietaria de un negocio cercano al lugar de los hechos. La mujer, al igual que el resto de personas consultadas por este diario, no se atreve a desvelar su identidad por miedo a las represalias y se esconde tras la puerta del establecimiento al ver aparecer una cámara fotográfica. "Estoy aterrorizada, tenían unos cuchillos que parecían espadas", afirma.

Ante la promesa del anonimato accede a relatar cómo se inició la pelea. Lo vio todo desde el principio. "En un primer momento había cuatro personas sentadas en un banco, pero de repente comenzaron a llegar compatriotas suyos por todos los lados. Venían de la zona de Pumarín y por la calle La Lila. Lo vi con mis propios ojos porque estaba a la puerta fumando un cigarro", asegura. Eran alrededor de las siete y media de la tarde, a plena luz del día y en un punto de la ciudad muy concurrido. "Al principio comenzaron a gritar y a insultarse, pero no tardaron en empezar a pegarse y a sacar los cuchillos", señala.

"No podía creer lo que estaba pasando. Había acabado de trabajar y pasaba por ahí para ir a casa, pero tuve que salir corriendo", afirma otro vecino del entorno. "Vi perfectamente cómo uno de ellos le daba con una banqueta a otro en la cabeza y a una mujer dándole patadas en la cabeza a otra que estaba en el suelo", señala. El propietario de otro negocio cercano va más allá. "La Policía estuvo por aquí y nos dijo que habían encontrado una navaja de mariposa y un cuchillo de cocina, pero ya les hemos dicho que revisen los vídeos que ya están circulando por las redes porque había muchos de ellos con armas blancas".

Entre tanto llegó la Policía, a la que muchos de los vecinos habían avisado en cuanto comenzó el tumulto. "Cuando escuchamos las sirenas fue todo un alivio, parecía que aquello no se iba a acabar nunca", señala otro testigo. Para entonces los dos heridos más graves se encontraban tirados en el suelo y la zona regada de sangre. "Fue horrible, y lo peor es que tuvo que verlo mi hijo pequeño", relata la misma persona.

Según la versión de otro de los residentes del entorno, no era la primera vez que los dos clanes llegaban a las manos. "Llevan tiempo con esta disputa. Hace una semana o algo más fueron las mujeres de las dos familias las que se pegaron", sostiene. Este testigo, que asegura conocer la historia del odio entre ambos clanes, defiende una versión de lo más oscura. "La familia de la niña se la vendió a la otra y no recibieron el dinero que habían acordado por la venta. Los que no pagaron dicen que la chica quiso quedarse con ellos voluntariamente porque en su casa la trataban muy mal y que por eso no tienen que poner ni un euro, pero los otros piensan lo contrario y vinieron a cobrar". Afirma que la niña estuvo un tiempo fuera de Asturias y que por eso en la pelea "había gente de fuera que nunca habíamos visto por aquí".

Los familiares de los heridos ingresados en el hospital se encontraban ayer en el HUCA esperando noticias sobre sus allegados. La Policía mantenía la vigilancia en el centro hospitalario para evitar posibles enfrentamientos. "Estoy seguro de que esto no se ha acabado aquí. Habrá venganza", subraya convencido el testigo.