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Miriam Reyes, salvavidas de la poesía

"Prensado en frío", que presenta hoy en Oviedo, "es mi libro más duro", afirma la innovadora poeta gallega

Miriam Reyes, ayer, en Oviedo FERNANDO RODRÍGUEZ

"En la madrugada del 29 de diciembre de 1974 de esta nuestra gloriosa era de la cibernética una columna de alabastro entre las flores"

Aparentemente inconexo, pero cargado de significado. Una mezcla de azar y creación para dar una segunda vida a los versos ya publicados. Eso es "Prensado en frío", el último libro de Miriam Reyes (Orense, 1974), editado por la editorial ovetense "Malasangre", que la joven presenta hoy en Oviedo. Una serie de poemas que tienen su origen en uno de los revolucionarios proyectos ideados por ella misma para acercar la poesía al gran público.

Miriam Reyes es poesía por los cuatro costados. Estudió Letras en Venezuela, a donde emigró con sus padres cuando era niña. A la poesía llegó de manera natural. "Empecé a escribir de niña. Contaba historias y hacía narrativa, pero no avanzaba. Con 18 años empecé con la poesía en serio y descubrí que ese era mi medio". "'Prensado en frío' es un experimento que arrancó en 2010 o 2011. Era una forma de reescribirme a mí misma a través de la máquina", cuenta. Así, a través de su página web, ofrecía al lector generar estrofas de tres líneas mezclando aleatoriamente los versos de sus tres primeros libros, dos de ellos centrados en el amor, la maternidad y las relaciones de pareja, y el otro, en la muerte. "Se crearon miles de poemas, cosas muy interesantes que me sirvieron para darle otra perspectiva y visión a lo que yo había escrito, que eran mis experiencias y mi evolución personal". Y de ese experimento salió la idea de su nuevo libro. "Se les ocurrió a los chicos de Malasangre", admite.

Con la propuesta en la mano, a finales de 2014 empezó a revisar todos los poemas que había ido generado durante años la máquina para montar con eso nuevos poemas. "Pero sin modificarlos. Mi trabajo fue de montaje, de construir nuevas historia con el producto electrónico". El resultado, además de curioso, ha sido el libro con más profundidad de todos los escritos por Reyes. "Fue una escritura obsesiva. De hecho, tuve que hacer paradas porque me volvía loca. Buscar la conexión entre estrofas, los versos que se repiten? aquí me permití la repetición, algo que no trabajo nunca en mi poesía". Entre los versos, se asoma un recorrido por la vida, estados en los que cualquier lector puede sentir ese pellizco que persiguen con sus versos los poetas. "Es el libro más duro que he escrito. Tiene bastante violencia y está construido siempre con un tú, interpelando a otra persona. Es una locura".

El vídeo, junto a la poesía e internet, es otro de los elementos imprescindibles en el trabajo de la gallega. "Siempre me gustó el trabajo con la imagen y a finales de los 90 o principios de los 2000 empecé a trabajar en el diseño web. Ahí, con internet, encontré un mundo de posibilidades para la difusión de la poesía, y empecé a generar imágenes a partir de la palabra". Ha hecho de todo, desde grabar en el pasillo de su casa, dentro de una nevera, hasta rodar en la cocina de la última residencia de artistas en la que estuvo en Aragón. "Son películas que parten de la palabra. No son piezas para ser vistas en el ordenador, sino para verlas en vivo, con la voz en directo y el cuerpo presente". Aun no puede vivir de la poesía. "Tengo que pagar un alquiler, es imposible. Me encantaría hacerlo. Trabajo en una galería de arte en Barcelona, con eso me gano la vida".

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