Una lluvia fina pero persistente convirtió en gris y triste una mañana que había tenido colores alegres -sol y cielo azul- hasta ese momento. A la hora del homenajear a Eloy Palacio, el bombero fallecido el pasado jueves durante la extinción del incendio declarado en el número 58 de la calle Uría, el tiempo se puso tan triste como el motivo que había llevado a cerca de un centenar de ovetenses hasta el paseo de Los Álamos, en una convocatoria espontánea fraguada en las redes sociales. Tan espontánea que el lugar elegido para levantar el altar de ofrendas fue la estatua del que fuera jefe de la Casa Real, Sabino Fernández Campo, sin más motivo que obedecer las indicaciones de la Policía: "Ponedlo donde no moleste al trafico ni a los trabajos". Y ese fue el mejor lugar. Allí se sucedían ayer por la mañana los gestos de rabia y se repetían una y otra vez preguntas sin respuesta sobre las circunstancias del fugo y cómo pudo terminar todo con un bombero fallecido, el sierense Eloy Palacio cuando, de entrada, el fuego parecía controlado.

Algunas de esas respuestas las ofrece un sindicato, la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI), a través de uno de sus miembros, en conversación con este periódico. "El incendio fue un caos total y ahora ya nadie puede seguir escondiéndose. Está todo grabado, hay imágenes de todo lo que ocurrió en vídeo y también con cámaras fotográficas. Está todo desde el primer momento, las conversaciones telefónicas que se produjeron desde el inicio del incendio, tanto con los bomberos del Ayuntamiento como con los de La Morgal, que pertenecen al Principado, y otros organismos". El sindicato ha convocado para hoy una rueda de prensa acerca de las circunstancias que rodearon al trágico incendio del pasado jueves.

"Sabíamos que tarde o temprano ocurriría una cosa así, y lamentablemente ocurrió. Nos cansamos de denunciarlo durante mucho tiempo, pero nunca nos hicieron caso. Los primeros en lamentarnos somos nosotros; ahora sólo queda exigir todas las responsabilidades, y eso es lo que vamos a hacer", advirtieron desde el sindicato. La idea es ofrecer su versión acerca de cómo se desarrolló el incendio desde el punto de vista técnico, cómo fue la atención al siniestro y cómo se produjo el accidente del bombero. Hasta ahora, y según ha adelantado este periódico, la investigación judicial se ha centrado en preguntar a los mandos por qué tanto Eloy Palacio como Juan Carlos Fernández, el bombero herido, estaban fuera de la cesta del brazo articulado del camión de bomberos y por qué no estaban atados al mismo cuando se hundió el tejado de Uría, 58.

El encuentro para rendir tributo al bombero, que deja una viuda y dos hijos, tuvo mucho de popular y poco de oficial. Tan poco, que solo dos ediles de toda la Corporación ovetense aparecieron por allí, el socialista Diego Valiño y la popular Covadonga Díaz, que se confundieron entre la gente.

El minuto de silencio surgió en las redes sociales la noche del incendio

Unos minutos antes de la hora fijada, varios grupos de personas andaba expectantes en el entronque del paseo de Los Álamos con Toreno. Aguardaban a que aquello, sin convocatoria oficial, comenzase. Una mujer, María González, depositó un ramo de flores junto a la estatua fijada como lugar definitivo para las ofrendas. A esas alturas, ya estaba por allí Borja Suárez que fue quien, en la noche del mismo jueves del incendio, depositó los primeros objetos en el santuario. "Este minuto de silencio es lo menos que podíamos hacer. Surgió de forma espontánea en nuestra página de Facebook, pero si nos solidarizamos con lo que pasa fuera, cómo no íbamos a hacerlo ahora".

Las muestras de apoyo llegaban desde todas partes, como el colectivo que agrupa a los inmigrantes ecuatorianos en Oviedo: "Somos inmigrantes, esta ciudad nos acogió muy bien, y nos sentimos unos ovetenses más, que estamos orgullosos del bombero que falleció heroicamente haciendo su trabajo", comentó José Sánchez en nombre de sus compatriotas.

Así que el paseo de Los Álamos, en su extremo más cercano al número 58 de la calle Uría, el lugar del incendio, queda fijado como lugar de peregrinación para honrar al bombero que perdió la vida durante las tareas de extinción, cuando el tejado de la casa de madera, se vino abajo. "Nos pidieron que la concentración no molestara al tráfico, y por cercanía al lugar del incendio nos pareció que este sitio podía ser apropiado", explicó Borja Suárez.

Ahora llega el momento de buscar respuestas a todas las preguntas en el aire. Entre otras, al por qué los bomberos de La Morgal, que al final aportaron los medios más efectivos, no se incorporaron ante al suceso o al detalle exacto de cómo se produjo la comunicación con el centro de emergencias del Principado, pues según ha podido saber este periódico las primera llamadas fueron de La Morgal a Oviedo y no al revés.