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El orgullo de ser mujer calé

La Asociación Gitanas Feministas se presenta en la ciudad para concienciar a los romanís sobre diversidad sexual y violencia machista

Charla organizada por el Día del Pueblo Gitano, ayer, en la Facultad de Psicología de Oviedo. MIKI LÓPEZ

A María José Jiménez Cortiñas le suele seguir un vigilante de seguridad por el supermercado. Siente una presencia tras sí que le acompaña en silencio por los pasillos, la observa cuando coge un producto del estante y le clava la mirada al llegar a la caja. A la salida, se esfuma como por arte de magia. Tiene claro por qué le sucede a ella y no a la mujer que la precede en la sección de congelados o a la que espera su turno en la panadería. "Yo soy gitana", dice esta gallega de 40 años y cara de niña que ayer vino a Oviedo en calidad de presidenta de la asociación Gitanas Feministas por la Diversidad para celebrar en el salón de actos de la Facultad de Psicología el Día Internacional del Pueblo Gitano, bajo el lema: "Opre Romnia" ("Sin miedo a la libertad", en lenguaje romaní).

La agrupación, con sede en Madrid, nació hace tres años con el objetivo de concienciar a la sociedad y a las mujeres calés sobre la existencia de varias orientaciones sexuales o la lucha contra la violencia machista. "Queremos crear una marea nacional gitana montada en la base del feminismo". María José está acostumbrada a hablar en público. Fue la candidata de Podemos al Congreso de los Diputados por la provincia de Salamanca, ha asesorado al Parlamento Europeo y tiene el orgullo de ser la primera gitana universitaria gallega. Es licenciada en Trabajo Social y Humanidades, e imparte el máster de Compensación de las Desigualdades en Educación, en la Universidad de Orense. "Tengo un buen currículum, pero eso no se ve a primera vista". Esa es otra de sus luchas diarias, la de derribar las barreras sociales. "Una amiga alquiló en mi nombre el piso en el que vivo porque nadie se fía al verme. Me han preguntado por qué soy tan morena. Que si es por el sol o por la raza", cuenta María José.

Los representantes de la Asociación Gitanas Feministas recibieron la invitación de venir a la capital asturiana de parte del Conseyu de la Mocedá d'Uviéu, que contó con la colaboración de sus consejos homólogos asturianos, de la Asociación Gitana de Gijón y del Ayuntamiento de Oviedo, entre otras instituciones. Así, en el salón de actos de Psicología había mujeres y hombres.

José Fernández Jiménez pertenece "a mucha honra" al grupo de Gitanas Feministas. Este guitarrista de 43 años les acompañó con su música durante la velada y explicó al público que también imparte un taller sobre "nuevas masculinidades". El título de su clase se refiere a que los hombres gitanos no deben avergonzarse por llorar o emocionarse. "Los calés del siglo XXI hacemos las tareas de la casa sin problema o cuidamos de los niños, y vemos a la mujer de igual a igual", explica José mientras toca unos acordes junto a Aurora Fernández Losada.

Ella es bailaora y una de las fundadoras de la Asociación Gitanas Feministas por la Diversidad. "Nos dimos cuenta de que mientras las payas han conseguido lo que ahora se llama el empoderamiento social, es decir, que se las tenga en cuenta y estén al mismo nivel que lo hombres, las gitanas no". Fundó la agrupación el mismo año en que la adolescente calé, Leonarda Dibran, fue expulsada de Francia con su familia y deportada a Kosovo por estar en situación ilegal. "Poco a poco lo estamos consiguiendo, pero falta mucho camino por recorrer", dice esta artista de 44 años, que sueña con ver "guitarristas gitanas en los mejores escenarios".

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