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La relación del gobierno municipal ovetense con la religión

La Jira del Naranco, en peligro

Un sector del gobierno, reacio a ceder al Arzobispado autobuses y carpas gratis para el tradicional paseo que se hace en junio en el monte ovetense

Hace unos días llegó al Ayuntamiento una carta del arzobispado. Cartas al Ayuntamiento llegan muchas, pero las del Arzobispado generan "especial interés".

Cuentan quienes la vieron que, en ella, el Arzobispo pide colaboración municipal para la Jira al Sagrado Corazón, una tradición que se remonta al año 1981, que se celebra en junio y que engloba una procesión hasta el Naranco y una misa. El Arzobispo solicita autobuses gratis, una carpa, un altar y alguna que otra cosa más.

La misiva causó automáticamente ceños fruncidos en parte del gobierno. Y hay quien ya lo tiene claro: o se detalla cuánto cuesta todo y cuánto pone cada uno o la carta se devuelve sin más. Mejor escrito: o se cuantifica todo con euros o que se vaya olvidando el Arzobispo.

Que se sepa, en ello están. En el estudio de la situación, que por muy socios que sean las cosas van despacio. Están en decidir si se le da o no la ayuda a la Iglesia para el tradicional paseo por el Naranco. En si se engorda la lista de polémicas entre el Ayuntamiento y la Iglesia o se deja como está, que no es poco.

Las cofradías, en el centro del desencuentro

No es poco porque en este culebrón tripartito versus Iglesia, o viceversa, hay episodios para elegir. Mucha variedad.

A ver: todo empezó cuando, al calor veraniego, el gobierno anunció que retiraba la subvención a la Catedral porque qué era eso de cobrar un dinero del Ayuntamiento y, a la vez, cobrar entrada a los visitantes. El cabildo, para no polemizar, se echó la culpa y dijo que renunciaba por iniciativa propia a la ayuda: 20.700 euros. Por iniciativa propia. Claro.

Entonces, finales de julio, el tripartito llevaba un mes y había prisa por que se notara el cambio. Los meses pasaron y resulta que, en Navidad, a la SOF le dio por desalojar el belén de la Catedral y llevarlo a Trascorrales. Aquello lo aprovechó la oposición para hacer visible de nuevo la herida y, ya de paso, con el subidón, se llegó a dudar de la cabalgata de Reyes. Por si acaso, la SOF anunció después que había contado las visitas al belén en el nuevo emplazamiento y que eran todo un récord: 77.862 personas.

Metidos en el 2016, hubo una pequeña polémica con Cáritas porque alguien en Somos planteó liberarla de los servicios sociales. La historia no paso a más casi porque no hubo tiempo: pronto llegó el tema estrella de este enfrentamiento: la Semana Santa.

Los cofrades y el gobierno se habían visto en septiembre. Todo muy bien. Buenas palabras. Tranquilidad. Pero pasaron los días y la subvención a este colectivo, poco más de 23.000 euros, no llegaba. Y no llegaba. Y no llegaba. Y explotó. Los cofrades acusaron al gobierno de discriminarles por su religión. Y el Ayuntamiento insistía que no, que no es que le quitara la ayuda, es que la suya era nominal y, si la quería, tenía que presentarse a un concurso público que, por cierto, nunca se anunció.

Retirada la subvención, fueron cayendo el resto de favores que el Ayuntamiento tenía heredados con los cofrades. No se cedió el balcón municipal para la madrugá, no se dejó a los policías y los bomberos desfilar con uniformes en los pasos, no se hizo la cartelería y se les acabó desalojando del local que tenían desde el año 2007 frente al Ayuntamiento. Un local cedido a dedo por el anterior equipo de gobierno (PP). El tripartito necesitaba el espacio para trabajadores municipales y ofreció a los cofrades otra ubicación. Les propuso el centro social ubicado en la calle Campomanes, a tres minutos del Ayuntamiento. Pero dijeron que no. Que, visto lo visto, vistas la formas, que ya no. Ahora se plantea una oficina laica, retirar símbolos religiosos, prohibir jurar ante la Biblia y quién sabe si negar la colaboración en la Jira del Naranco. Habrá que ver.

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