Hartos de que los más jóvenes no conociesen la vida de antaño, las costumbres y los oficios tradicionales, los miembros de la asociación Rixu, de Latores, decidieron que la forma más práctica de enseñárselos era recrear las escenas. Inspirados en fotografías antiguas empezaron a vestir muñecos articulados y a colocarlos en escenarios tradicionales en miniatura: un hórreo, un llagar, una fragua, la mina, el mar... Al proyecto, que comenzó hace seis años, se han ido sumando algunos de los artesanos más reconocidos de Asturias. Su trabajo puede verse estos días en una carpa en La Ascensión, pero buscan un espacio para que la exposición sea permanente.
"Nos encantaría que alguien nos cediera un espacio para tener una exposición permanente. Cuesta un montón de horas y es una pena que solo se pueda ver una vez al año.", explica Soledad Pozuelo, miembro de la asociación. "Lo que pretendemos mostrar es la Asturias que se está perdiendo, la que muchos jóvenes ya no conocen: la vida de antaño, las costumbres y los oficios. Lo hacemos en un tamaño en miniatura para poder llevarlo a todos los lugares. Está hecho todo meticulosamente y a escala", comenta la mujer, que igual que su compañera en la asociación María José Fernández, han conseguido implicar a sus hijas Laura Prada y María García en la asociación.
"Nos basamos en fotos antiguas, buscamos una escena que nos guste y colocamos en ellas muñecos articulados que se adapten. Los vestimos a la manera tradicional, con trajes distintos, y los ponemos a hacer labores", aclara María José Fernández sobre su trabajo.
La asociación está muy agradecida a los artesanos que les están ayudando a que las reproducciones sean perfectas, hasta el punto que, todo funciona. "Si quisiéramos utilizar la fragua se podría, o hacer sidra en el lagar, o echar esa barca a navegar. Todo es posible", comentan las mujeres.
