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Pedro Oliva Nacarino | Neurólogo

"La perspectiva de la esclerosis y del ictus es mucho mejor que hace veinte años"

Pedro Oliva, en el atrio del HUCA. miki lópez

Pedro Oliva Nacarino nació en Cáceres (1979), estudió Medicina en Salamanca y se especializó en neurología en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), donde ha desarrollado toda su carrera hasta la fecha. De su etapa de residente guarda un especial agradecimiento a tres colegas senior: Alberto Moral, Dionisio Fernández y Alberto Tuñón, los dos últimos ya jubilados.

-La neurología está muy demandada entre los licenciados en Medicina que aprueban el MIR.

-Es una especialidad que está muy en alza. Este año las plazas del HUCA se han cogido con números muy buenos, el 92 y el 194. Esto prueba que nuestro servicio tiene algunas características que lo hacen muy atractivo.

-¿Por ejemplo?

-Por una parte, la juventud del equipo. Por otra, que es un servicio que, al ser muy grande, tiene especialización en casi todas las áreas: esclerosis múltiple, párkinson, ictus, epilepsia, enfermedades neurodegenerativas... Para un hospital de tercer nivel es muy importante.

-Y se hace investigación.

-Es imprescindible en un hospital del tamaño del HUCA. Tiene que ser una prioridad.

-¿Un médico que investiga es mejor médico?

-Un médico que se preocupa por la investigación se replantea mucho más las cosas. Incluso a la hora de revisar tu serie de pacientes te das cuenta de cosas que puedes mejorar. Si sólo te dedicas a ver un paciente tras otro, que es muy lícito, quizá reflexionas menos sobre lo que estás haciendo. Además, un hospital con el volumen de pacientes del HUCA tiene que cooperar al conocimiento de la enfermedad.

-A veces da la impresión de que los neurólogos pueden dar pocas alegrías a los pacientes.

-Las enfermedades neurológicas tienen muchos aspectos devastadores. También es verdad que, hasta hace pocos años, la mayor parte de ellas apenas tenían tratamiento, y nuestro margen de maniobra era pequeño.

-¿Y ahora?

-Siguen siendo muy devastadoras, pero en varias patologías las cosas están cambiando. Antes no había tratamiento del ictus agudo, y ahora hospitales como el nuestro tienen una gran maquinaria que funciona para que el paciente con ictus agudo tenga una atención urgente. Hasta hace poco más de veinte años no existían tratamientos de la esclerosis múltiple, y ahora estamos manejando alrededor de diez tratamientos y van a salir varios más en los próximos años. La perspectiva para los pacientes ha mejorado mucho. No es lo mismo la neurología de hace quince o veinte años que la de ahora.

-Usted se dedica a la esclerosis múltiple.

-Es una enfermedad que puede llegar a ser terrible en algunos casos, pero ya digo que las opciones de tratamiento han cambiado drásticamente. Eso sí, el manejo de las terapias está alcanzando una gran complejidad y exige mucha más especialización. No es lo mismo manejar uno o dos tratamientos que una docena de terapias inmunosupresoras que requieren muchos controles y un conocimiento muy preciso de los efectos adversos.

-Hablaba de los progresos en el ictus agudo.

-¡Muy importantes! Son el resultado del esfuerzo no sólo de los neurólogos, sino de otros especialistas: los radiólogos, el SAMU, los servicios de urgencias, la atención primaria... Pacientes que antes estaban condenados a sufrir secuelas muy importantes, o incluso a morir, ahora pueden en muchos casos seguir viviendo con pocos o ningún daño.

-Se deduce que la neurología exige una actualización constante.

-Mantener el ritmo de actualización de la información es complicado incluso dentro de cada subespecialidad de la neurología. Requiere que tengas una rutina de estudio constante, y también es muy importante la interacción con los compañeros.

-Tanta superespecialización puede ir en detrimento del neurólogo integral.

-Sí, pero eso debemos serlo todos. Si no eres un buen neurólogo general no vas a hacer bien tu trabajo. Además, casi todos hacemos guardias, y en una guardia vienen un ictus, una cefalea o una meningitis; y necesitas una actualización constante en todas las patologías.

-Los desafíos siguen siendo enormes.

-Lo más prioritario sería encontrar terapias para las enfermedades neurodegenerativas. Son las más asociadas al envejecimiento, y la gente cada vez vive más años.

-En el tratamiento del alzhéimer se ha avanzado poco.

-Se investiga mucho y se avanza menos de lo que nos gustaría.

-¿Por qué es tan difícil?

-El ictus es un proceso más mecánico: se tapona una arteria y la destaponamos. La esclerosis múltiple tiene un origen inmunológico con un componente inflamatorio, y eso podemos combatirlo, en parte, con tratamientos. Pero la degeneración es un proceso lento, complejo y del que a menudo desconocemos las causas.

-¿Cuál es la enfermedad que más le apena diagnosticar?

-Creo que para todos los neurólogos es la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Es una enfermedad neurodegenerativa que no tiene un tratamiento realmente efectivo y que avanza inexorablemente. Por eso la vida del paciente se ve comprometida en pocos años. Lo que sí se ha conseguido, y en esto el HUCA funciona bastante bien, es mejorar la calidad de vida de los enfermos con una unidad multidisciplinar en la que intervienen neurólogos, nutricionistas y neumólogos.

-En casos así, informar al paciente debe de ser un suplicio.

-Tienes que dar una información adaptada a cada persona, veraz, con los tiempos medidos... No puedes dar un diagnóstico demoledor en cinco minutos. Tienes que sentarte y decir la verdad con todo el tacto posible, y saber que van a surgir dudas, lo que hace necesario que dejes una puerta abierta para una segunda consulta. Todo eso exige dedicar un tiempo del que no dispones.

-El diálogo con los pacientes y sus familias cobra una importancia especial.

-Es primordial. Probablemente la neurología sea la especialidad en la que más importa una buena entrevista con el paciente y los familiares. La historia del paciente en los días o los meses previos puede aportar pistas sobre el paso diagnóstico que tienes que dar. También es muy importante la exploración física. Aunque ahora hay mucha modernización de las pruebas, y la resonancia te define muy bien las lesiones, si no orientas bien un caso estás abocado a pedir exploraciones de más y después no sabes qué hacer con ellas.

-¿Es posible hacer una buena neurología en una sanidad pública masificada?

-Es altamente complicado. Hay que valorar el trabajo en equipo, y en particular el papel de una buena enfermera especializada. En los próximos años será aún más fundamental la integración con la enfermería.

-¿Es difícil para un extremeño sintonizar con el carácter de los asturianos?

-Nunca me he sentido fuera de lugar. El carácter asturiano es bastante cercano, igual que el extremeño.

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