-¡Ojo con el efecto Angelina! -advirtió ayer la oncóloga Yolanda Fernández a las varias decenas de personas que la escuchaban tomándose una cerveza y un pincho de tortilla.

No hacía falta aclarar que hablaba de la actriz Angelina Jolie, y de su decisión de extirparse las dos mamas por temor a sufrir un cáncer como el que había acabado con la vida de su madre. "Se hereda la predisposición al tumor, no el tumor. Nadie por el hecho de haber tenido un familiar con cáncer tiene que quitarse las mamas", subrayó la especialista del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en su intento de desmontar algunos de los mitos sobre el cáncer de mayor vigencia entre el ciudadano medio. Lo sensato en caso de duda, prosiguió, es acudir a la unidad de cáncer familiar que funciona en el complejo sanitario ovetense.

Seguramente quienes escuchaban a la doctora Fernández llegaron a la conclusión de que algunos de los aspectos más lúgubres de la vida pueden ser abordados con más optimismo en un ambiente informal y casi festivo como es el festival internacional "Pint of Science" ("Una pinta de ciencia"), que ayer vivió la segunda de sus tres jornadas en Oviedo con sesiones dedicadas al cáncer en una vinoteca situada en la avenida de Galicia.

"Una de mis mayores satisfacciones como oncóloga es ver a un paciente en un bar, en la playa o en el teatro", afirmó Yolanda Fernández. Pues bien, ayer vio a unos cuantos. "Nunca imaginé que podríamos hablar de algo tan feo como el cáncer con una cerveza en la mano", admitió. El marco de esta nueva experiencia fue una iniciativa puesta en marcha en Reino Unido en 2012 y que en poco tiempo se ha extendido por varios países, como destacó al principio del acto Justo Giner, miembro de la Asociación de Divulgación Científica de Asturias. Oviedo y Gijón son sedes -desde anteayer lunes y hasta hoy- de esta idea encaminada a llevar la ciencia a los bares, patrocinada por LA NUEVA ESPAÑA e impulsada por voluntarios y científicos de forma altruista.

Yolanda Fernández habló de mitos y realidades del cáncer. Realidades, algunas, muy esperanzadoras, pero a las que resta un largo camino. Y entre ellas ninguna tan prometedora como la medicina personalizada. "Estamos en el buen camino, pero todavía nos quedan muchas asperezas por limar", señaló la oncóloga. Tras explicar el impulso que supone la secuenciación del genoma humano y de los genomas de los diversos tipos de tumores, pronosticó que en el año 2030, en el que se estima que se diagnosticarán 27 millones de nuevos casos de cáncer, "probablemente tengamos muchas dianas moleculares que nos lleven a terapias individualizadas". La oncóloga del HUCA vaticinó que, para entonces, "mejorarán los resultados y se abaratarán los costes, aunque esto último no sé si interesa a todos".