Ocho fotos y en una ninguna de ellas Cristina López Cordero sonríe. No es que no quiera, es que no puede. Su corazón está hecho añicos. Es la hermana pequeña (38 años) de Alejandro y la sobrina de Emilio López, los dos ovetenses que permanecen desaparecidos en algún rincón del Mediterráneo desde el pasado 2 de mayo. El viernes, sus amigos volvieron a salir a la calle -y ya van tres- para pedir que la búsqueda "no caiga en el olvido", tras retirar el Gobierno todos sus medios. La familia no está dispuesta a tirar la toalla: "Ahora mismo, el cuerpo no nos pide parar".

-¿Cómo están de ánimos?

-Están bajos. Ya pasó un mes y se nota todo: el cansancio físico y psicológico, la frustración... Pero a la vez, como tenemos tanta gente detrás animándonos, seguimos con un hilo de esperanza. Nosotros valoramos mucho ese apoyo. Te ven mal, y enseguida te dicen: "No, venga, tienes que aguantar un poco más".

-Desde el pasado lunes, en la búsqueda ya sólo están implicados los medios privados.

-Sí, está mi hermano Pablo, el gemelo de Álex, gestionando desde Mallorca la salida de avionetas, que más o menos vuelan una media de cuatro horas. Él ya lleva allí un mes y creemos que es hora de que vuelva a Asturias y que lo coordine todo desde aquí.

-Han criticado en varias ocasiones el operativo de búsqueda. ¿Por qué?

-Nosotros con Salvamento Marítimo de Baleares no tenemos ninguna queja. Las críticas vienen por un lado porque consideramos que se podrían haber invertido más medios y por otro, porque no se nos dio una información constante de lo que se hizo en Italia y Argelia. Fue escueta y dilatada en el tiempo. Y cuando pedimos más datos al responsable de esta tarea en España, se nos dijo que había que dejar trabajar a cada país y que llamásemos nosotros a los consulados. Eso me pareció de mal gusto, porque creo que ese trabajo no lo tiene que hacer la familia, sino el Gobierno.

-Se comparó el caso de la pareja desaparecida en Malasia con la de su hermano y su tío. ¿Cree que se hizo un mayor esfuerzo con el matrimonio?

-Quizá la suerte que tuvieron Marta y David es que el gobierno de Malasia se implicó más y sacó a la mar más efectivos. Que al final fueron localizados por un pesquero, pero bueno, los medios que se pusieron fueron superiores. Y eso desde el punto de vista logístico, luego está el mediático. Hay que preguntarse por qué el caso de la pareja fue más conocido a nivel nacional que el de Alejandro y Emilio. Sigue siendo una historia desconocida fuera de Oviedo y de Asturias, y eso que su pista se perdió aquí al lado, no en Malasia...

-¿Han recibido alguna llamada más del Ministerio?

-No, nada. El olvido es total. Yo pensaba que esto funcionaba como en las películas, pero no, estaba equivocada. No existe una persona que vaya llamando cada equis días a la familia para asesorarla o prestarle apoyo psicológico. Nada de eso. Sin ir más lejos, la semana pasada me llamó un funcionario del Ministerio de Defensa para preguntarme si ya se había solucionado el tema... Y todo el proceso ha sido así: pasándose la patata caliente de unos a otros. Mi familia y yo somos conscientes de que hay una parte subjetiva, que nos hace ver que no se hizo todo lo suficiente por mi hermano y mi tío, pero cuando esto mismo te lo dice la gente que no está tan implicada emocionalmente, es que seguramente estemos siendo más objetivos de lo que nos pide el corazón.

-¿Qué opina de las declaraciones que hizo esta semana el delegado de Gobierno, Gabino de Lorenzo en las que pedía a la familia que asumiese la realidad?

-A mí me sorprendieron para mal, porque dijo que se habían invertido más medios de lo normal. Podría haber tenido la delicadeza de decírnoslo por teléfono, que encima como representante del Gobierno en Asturias no nos llamó ni una sola vez para preguntar cómo estaba la familia. En cambio, sale en los medios diciendo que tenemos que ser conscientes de la realidad y sentarnos a reflexionar. Yo no sé si él piensa que la familia vive en un mundo de color y fantasía. Claro que somos conscientes de la realidad. En ningún momento nos hemos cerrado a pensar que no ha pasado una tragedia, y es evidente que algo malo ha pasado. Pero eso no implica que dejemos de buscar respuestas, creo que tenemos todo el derecho. Lo que hemos vivido hasta ahora sólo demuestra una cosa: que la vida de dos personas no vale nada en las altas esferas

-¿Qué van a hacer a partir de ahora?

-Vamos a seguir con la búsqueda privada. Estamos mirando presupuestos para poder ampliar las exploraciones. El cuerpo nos pide no parar.