Se esperaba un sábado "caliente" en el Antiguo. El fin de semana coincidía con el término de los exámenes de los estudiantes y las fuerzas del orden se temían que los jóvenes pudiesen organizar un "macrobotellón" similar al que se montó durante la celebración del último Carnaval, cuando se calcula que hubo más de 5.000 personas tomando copas en la calle. Pero no fue así, la presencia de los agentes de la Policía Local y de la Nacional sirvieron para que aquellos que se proponían consumir alcohol en la vía pública vieran truncadas sus expectativas. Fue un fin de semana "normal", según explica el concejal de Seguridad Ciudadana, Ricardo Fernández.

"Todo ha estado muy tranquilo. Solamente se registró un conato de pelea en el entorno de la calle Padre Suárez, pero pudo ser reprimido y al final no hubo que lamentar males mayores", señala el edil de Seguridad Ciudadana. En cuanto al consumo de alcohol también hubo pequeñas incidencias, pero que no fueron más allá de las habituales que se registran cada fin de semana en cualquier ciudad española. "Hubo que atender a dos jóvenes por intoxicación etílica y uno de ellos fue tratado en el HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias)", afirma Fernández.

Los hosteleros consultados ayer por este diario coinciden a la hora de señalar que los operativos policiales están sirviendo para evitar los "botellones" y para reducir la violencia y los robos "al despiste" que se producen fuera y dentro de los bares de copas. "Está claro que cuando hay policías en las calles todo el mundo se lo piensa dos veces al hacer cosas que no se deben de hacer. Estamos encantados y esperamos que sigan por esta línea", solicita esperanzado el propietario de uno de los locales del Antiguo. Puede estar tranquilo, ya que, según afirma el edil de Seguridad Ciudadana, "continuaremos con los controles".