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Oviedo, paraíso animal

Jabalíes, toros, corzos, caballos... las incursiones en la ciudad de fauna diversa, en ocasiones salvaje, son cada vez más habituales

Un jabalí busca comida en Oviedo ante numerosos vecinos

Un jabalí busca comida en Oviedo ante numerosos vecinos

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Un jabalí busca comida en Oviedo ante numerosos vecinos Marta PÉREZ

Eran las once y media de la noche de ayer, al filo del cierre de esta edición, cuando un jabalí hembra fozaba entre los cubos de basura de la plaza Gabino Díaz Merchán, en el marco de un tranquilo paseo por los barrios ovetenses de Vallobín y La Florida. Con una notable pachorra, poco parecía importarle que una cierta multitud de asombrados -aunque cada vez menos- y divertidos transeúntes estuvieran fotografiándole con su teléfono móvil. Esta escena -recogida en una de las imágenes que ilustra este reportaje- se ha hecho casi habitual en la ciudad.

Un toro cruzando la calle Muñoz Degraín, unos caballos al galope por Vallobín, un corzo de paseo por La Lila, una marta escondida en un rincón de la plaza de la Paz, un burro haciendo compañía a la "Vaca ecológica" de Cuco Suárez en el Parque de Invierno, y la Policía Local pastoreando un enorme jabalí desde "Villa Magdalena" hasta el Naranco. El anecdotario animal de Oviedo, en los últimos tiempos, da para mucho, y la semana que hoy concluye ha dejado varias anécdotas de las gordas.

Las imágenes de un toro de paseo por una calle de Oviedo (adelantadas por la edición digital de LA NUEVA ESPAÑA) han dado la vuelta al mundo. Aunque desde Pamplona alguno ha bromeado en las redes sociales asegurando que en la capital asturiana se alarman "por cualquier cosa", lo cierto es que la escena se las trae. Pero ahí estaba el jardinero municipal Agustín Álvarez para poner a buen recaudo al morlaco y evitar que se produjese un accidente de tráfico o que el animal (por fortuna muy manso) se asustase con ruidos de ciudad a los que no está habituado y reaccionase de forma peligrosa. Según ha trascendido, se había escapado de una finca a las puertas de la ciudad, en La Manjoya.

Lo del toro llegó en plena resaca del jabalí, la misma mañana que el Principado anunció que sí, que la población está disparada y que mañana mismo empezarán a abatir cerdos salvajes (sin cupo, porque está en juego la seguridad de las personas) en el monte Naranco. Y es que los agentes de la Policía Local de Oviedo han tenido que montear un ejemplar de sesenta kilos de peso desde el palacete de "Villa Magdalena", en la avenida de Galicia. Uno de los jabalíes vistos por la ciudad (una hembra) ha sido catalogado como peligroso: tiene siete crías y cuando se siente amenazado reacciona de forma agresiva.

Fue también esta misma semana cuando los usuarios del Parque de Invierno se encontraron con un asno pastando alegremente al lado de la escultura de la "Vaca Ecológica", en una escena que se asemejaba, para algunos, al portal de Belén. El burro se había escapado de una finca y se adentró en la ciudad. Estaba comiéndose unos setos en el barrio de San Lázaro y alguien decidió trasladarlo al Parque de Invierno hasta que la Policía localizó a su dueño.

En La Corredoria los vecinos estaban preocupados, hasta hace muy poco, por la notable presencia en zonas ajardinadas de una piara de cerdos vietnamitas, al parecer propiedad de las familias alojadas en un poblado junto al puente del Nora. Unos meses atrás, un pequeño corzo recorrió espantado las calles de Ventanielles hasta afrontar el centro de la ciudad por General Elorza y dirigirse calle arriba por La Lila con un destino incierto.

Pero hay más. Una de las anécdotas más exóticas la protagonizó una marta, confundida inicialmente con una ardilla. Apareció el pasado mes de noviembre en una tienda de encuadernación y fotocopias de la calle Ángel Muñiz Toca, junto a la plaza de la Paz. Los bomberos de Oviedo y un voluntario del Cepesma consiguieron rescatarla a plena luz del día, mientras el pequeño animal, que es de hábitos nocturnos, temblaba preso del miedo.

Ha habido también serios asuntos relacionados con reptiles. El Cepesma recogió pasado mes de abril en la ciudad una pitón real y tres víboras: una de ellas mordió a una niña en el patio de un colegio, aunque por fortuna la herida no revistió gravedad.

Y aunque ya están considerados como legítimos vecinos de Oviedo, de vez en cuando los pavos reales del Campo San Francisco la lían parda. Sucede sobre todo en épocas de celo, cuando se alborotan un poco y deciden volar hasta las terrazas y cornisas de edificios en cualquier barrio. La centralita del 092 de la Policía Local se colapsa esos días con llamadas del tipo "oiga, que tengo un pavo real en la terraza". Y cuando llegan los bomberos, el animal escapa. Una vez que se les pasa la tontería, vuelven a su casa en el Campo San Francisco.

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