La Policía Científica investiga las causas del incendio que calcinó el viernes dos viviendas del número 4 de la calle Tito Bustillo, con fachada hacia La Losa, y que según las primeras pesquisas se originó en el primero derecha. Se trata del domicilio de Elías Alonso, un hombre viudo de 86 años que comparte la casa con su perrito de raza carlino. Fuentes de Bomberos de Oviedo señalan que la enorme cantidad de libros que había en una de sus habitaciones, una pequeña salita para leer y ver la televisión, posiblemente ayudó a propagar el fuego. Además, los vecinos aseguran que el afectado no fuma, por lo que a priori la explicación de una colilla mal apagada está descartada.

El propio Alonso fue una de las once personas que los servicios médicos de emergencia trasladaron la noche del viernes al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) por inhalación de humo. Todos han recibido el alta y se recuperan favorablemente. En la lista de intoxicados había tres menores de edad de 14, 10 y 2 años. Y también cuatro personas de más de 80 años.

Aunque sólo dos viviendas quedaron calcinadas e inhabitables tras el incendio, el enorme bloque de seis plantas de los años setenta con portal en la calle Tito Bustillo (Ciudad Naranco) está lejos de recuperar la normalidad. Las escaleras y las paredes permanecen cubiertas de hollín, hay un fuerte olor a quemado y tanto la puerta de la calle como las ventanas de todos los descansillos están abiertas de par en par para ventilar. Hay luz y el ascensor funciona, pero apenas hay vecinos en el inmueble.

"Vamos a dormir aquí porque dentro no se está tan mal como en el pasillo". Paulo Cunha es uno de los pocos que ha optado por quedarse en el 4 de Tito Bustillo. Vive en una habitación alquilada del primero izquierda con su pareja y su hijo. Es decir, que el domicilio está justo enfrente del piso donde probablemente se originó el fuego. Su pareja evitó que la vivienda no se impregnara por completo de humo porque había dejado las ventanas abiertas antes de irse. Afortunadamente ninguno estaba en casa en el momento en que se desató el incendio.

La propietaria de este piso, Rosa María Rodríguez, acudió ayer por la mañana a comprobar el estado de la vivienda, en la que alquila cuatro habitaciones. "Lo mejor es que no le ha pasado nada a la familia que tengo de inquilina. Estaba recién pintado, pero qué más da". A su lado, Fabio Garbayo no podía creer su suerte. "Devolví las llaves de la habitación a mediodía del viernes y me fui. Al saber lo que había pasado vine a ver si todos estaban bien. Creo que me tocó la lotería".