Balones surcando el aire, abrazos y conversaciones en árabe y en castellano sellaban reencuentros entre viejos amigos. La explanada del Edificio de Servicios Múltiples de Oviedo se convirtió ayer en un patio de juego rebosante de vitalidad. Los responsables fueron buena parte de los 260 niños saharauis que este verano serán acogidos por familias asturianas participantes del programa "Vacaciones en Paz", que, ayer, pudieron disfrutar de un espectáculo de magia orquestado por el Mago Pelayo, durante la recepción que les brindaron desde el gobierno regional.

Entre ellos, uno de los más activos es Omar, de 11 años, que confiesa tímidamente que lo que más aprovecha de esta iniciativa es jugar al balón y montar en "bici". Por segunda vez, pasará el verano en Blimea, donde también podrá mejorar su caligrafía y su nivel de castellano, a pesar de que, como reconoce su mamá de acogida, Pilar Prieto, y como puede apreciarse en la cara larga del pequeño al hablar de estudiar, "a él lo que más le gusta es jugar y divertirse con nosotros".

En efecto, el programa es también un generador de lazos entre los niños y sus familias asturianas. Yasi, de 12 años, es la viva imagen de ello: aunque no oculta que le encantan la playa, el mar y los juegos con sus compañeros, lo que más aprecia, sobre todas las cosas, es "la familia de Rioseco; son muy buenos y me compran muchos juguetes". Este será su tercer año junto a ellos.

Por su parte, Fátima, de 11 años, muy presumida y alegre, pasará su segundo verano en Oviedo, en casa de María Bartolomé, donde nunca falta un plato de patatas fritas, su alimento favorito, para acompañar las comidas. Al igual que a Yasi, a ella también le encantan "la piscina y la playa". Pero no solo de jugar viven los niños saharauis durante su estancia en la región. También hay quienes encuentran en estos planes de verano su verdadera vocación. Ahmed-Baba, a punto de cumplir los 13 años, tiene muy claro a qué quiere dedicarse de mayor: "Quiero ser bombero, como los que conocí en el Parque de Bomberos el año pasado", expresó. Además de escapar del calor abrasador que asola el Sáhara en estas fechas, los pequeños realizarán diversas actividades, a partir de las que, como Ahmed, quizá más de uno acabe convirtiendo sus recuerdos de la infancia en sueños cumplidos en el futuro.