"La labor de comunicación del médico con el paciente no es sustituible por ninguna máquina. Ni ahora, ni nunca. Sin embargo, la medicina está cambiando mucho y seguirá haciéndolo". Así lo afirmó ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA el doctor Ignacio Riesgo, anatomopatólogo y una de las personas con más conocimiento y experiencias del sector sanitario en España. Y lo hizo durante la presentación de su libro "¿Médicos o robots? La medicina que viene", en el que plantea el nuevo fenómeno de la industrialización de la medicina.

En el acto, además del autor, participó Juan Sebastián López Arranz, exrector de la Universidad de Oviedo; Alejandro Braña Vigil, presidente del Colegio de Médicos de Asturias, y Arturo Cortina Llosa, catedrático de Cardiología y profesor emérito de la Universidad de Oviedo.

La respuesta es clara para el doctor Riesgo a la pregunta que plantea el título de su libro: "Médicos y robots". Después puntualizó que, "en el sentido de que la actividad core de la medicina, la relación médico-enfermo, experimentará, como antes otros sectores, un proceso de industrialización en el sentido de incorporación de tecnología, estandarización de procesos y nuevos roles profesionales".

Pero lo que nunca dejará de hacer el médico, "sean cuales sean los avances, es la llamada medicina narrativa", explicó el doctor Riesgo. En este sentido se mostró partidario de ayudar al paciente a elaborar un relato sobre su enfermedad: qué significa en su vida, qué limitaciones le impone, qué opciones le abre, qué medidas preventivas debe seguir y qué decisiones tiene que tomar. "En esto el médico nunca podrá ser sustituido".

Sin embargo, insistió en que la medicina está cambiando mucho y seguirá haciéndolo. "Vinod Khosla, cofundador de Sun Microsystems, dice que el ochenta por ciento del trabajo puede ser sustituido por máquinas. Por ordenadores de apoyo o robots. Si representará el ochenta por ciento o el cincuenta por ciento, no lo sé, pero es seguro que gran parte del trabajo que hacen hoy los médicos podrá ser sustituido por máquinas y por otros profesionales".

Sobre la historia clínica electrónica dijo que "da más posibilidades de diagnóstico que pueden ser impresionantes".

Después, durante el coloquio, el doctor Arranz se planteó algunos interrogantes sobre el libro. "Como docente me preocupa el cambio de rol que implican los avances tecnológicos, que hay que empezar a tratar desde el principio de la formación de los futuros médicos".

El doctor Cortina tras advertir que la historia clínica "es el cuello de botella de la medicina", y así lo vio tanto en el Instituto Cardiológico de Londres y en el de Estocolmo, defendió la historia clínica en papel, como documento base. El doctor Braña se centró en el concepto de industrialización que plantea el autor, que no compartió en su totalidad.