Jugaba en casa. Y en familia siempre es más fácil soltarse, incluso si eres la Reina. Hasta la climatología colaboró para hacerle sentir que estaba en su hogar, descargando en Oviedo la dosis de orbayu veraniego correspondiente. Letizia volvió ayer a su ciudad natal para inaugurar, por quinto año consecutivo, los cursos de verano de la Escuela Internacional de Música de la Fundación Princesa de Asturias, en el Conservatorio Superior de Música "Eduardo Martínez Torner" del Principado. Y, como en los años anteriores, volvió a conquistar a sus vecinos y a todos los que tuvo cerca con sus pequeñas licencias y salidas del protocolo.

"Es una persona muy curiosa, hace muchas preguntas", afirmó Miquel Gusi, un barcelonés de 14 años, estudiante de grado medio de piano, que participa este año por segunda vez en los cursos con el profesor Adam Kent, y que compartió ayer una breve charla con la Reina durante la visita que ésta realizó a su aula. "Estaba muy interesada en cómo vemos la situación de la música los jóvenes de hoy. Y en muchas otras cosas personales como: dónde estudiamos, qué profesores tenemos, qué música escuchamos", añadió. Y es que la cultura musical de los jóvenes es un tema que trae de cabeza a la Reina. "Cómo vas a hablar del adagio número 9 de Mahler a los jóvenes si están escuchando 'reggaeton'", preguntó al violonchelista vasco Asier Polo, encargado de pronunciar ayer el discurso inaugural. "Has hablado de la visión contemporánea que tiene que tener el músico de ahora. Les dices que tienen que estar en las redes, ir al conservatorio pero estar listos si les llaman para tocar para un anuncio de televisión. Pero es muy difícil darle una versión contemporánea a la música culta. Muy poca gente joven la escucha, no están a eso", insistió. Además, al término de la conferencia y tras la foto de familia con los 150 alumnos que participan este año en los cursos, que se extenderán hasta el 30 de julio, Letizia volvió a retomar este asunto en un corro informal con los jóvenes. "Nos preguntó si escuchábamos esta música, y le dijimos que no. Varios niños le contaron que veían las letras machistas y ofensivas", explicó Amparo Ballester, una joven valenciana de 23 años, estudiante de quinto de canto lírico, que asiste por primera vez a los cursos, y que realizó una pregunta durante la conferencia a Asier Polo que le sirvió de pie a la Reina. "Yo quería saber cómo veía él la situación de los conservatorios como maestro, la posibilidad de incluir otras músicas en los estudios oficiales, pero no me esperaba que doña Letizia fuera a reincidir en el tema. Es muy cercana, muy normal", apuntó.

Cercanía fue lo que predominó en el discurso del violonchelista vasco. "Los músicos actuales tenemos que reinventarnos, si no entraremos en riesgo de extinción. El relato tiene que cambiar. Olvidáos de esas personas elitistas, lejanas, soberbias. El músico del siglo XXI es un profesional más, que tiene que demostrar que es un artista en el escenario, pero que en su vida cotidiana es normal", destacó a los alumnos. El intérprete y profesor de músicos es de los que piensa que "el músico nace, no se hace", pero que además de "talento, capacidad y ángel", un músico que quiera dedicarse a esto necesita valores como "el respeto, la honestidad profesional, la ambición, la ilusión" y la cercanía con el público. "Aunque se ha avanzado en España, la sociedad aún nos percibe como bichos raros", dijo. Tras su conferencia, a la que asistieron el presidente del Principado, Javier Fernández; el alcalde de Oviedo, Wenceslao López; el delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo; y la directora de la Fundación, Teresa Sanjurjo, entre otras personalidades, alumnos y profesores de los cursos de verano realizaron una pequeña intervención musical.