Carmen Sánchez Revilla, esposa del filósofo Gustavo Bueno Martínez, falleció ayer de madrugada en Niembro (Llanes) a la edad de 95 años. Profesora de instituto y más tarde de la Escuela de Magisterio de Oviedo, hace diez años un ictus la dejó sin habla y postrada en una silla de ruedas, aunque conservaba una plena comprensión de lo que sucedía a su alrededor. En esa situación, su marido -que el 1 de septiembre cumplirá 92 años- dejó de lado su voraz dedicación a la filosofía y la convirtió en su principal objeto de preocupación, cuidado y contemplación. Carmen Sánchez había sufrido una neumonía hace un mes. Finalmente, un fallo multiorgánico puso fin a su vida en su casa llanisca, donde quedó instalada la capilla ardiente. "Fue un tránsito plácido, dulce, como si se hubiera dormido", explicó Gustavo Bueno Sánchez, su hijo mayor.

La fallecida será despedida hoy por familia y amigos en Niembro y acto seguido su cadáver será trasladado a la localidad riojana de Santo Domingo de la Calzada, donde recibirá sepultura en el panteón familiar. "Siempre estuvo muy unida a mi padre, pero al mismo tiempo era emprendedora y activa", subrayó su hijo.

Un pueblo palentino, Mazuecos de Valdeginate, vio nacer a Carmen Sánchez Revilla en 1921. Su padre era el secretario del Ayuntamiento. Fue la mayor de seis hermanos, cinco de ellos mujeres. Muy pronto quedaron huérfanos de padre. Esa circunstancia propició que se trasladasen a Ávila y, posteriormente, a Salamanca. En la ciudad universitaria pasó la Guerra Civil. Y a Salamanca llegó años más tarde Gustavo Bueno para ejercer como catedrático de instituto. Allí se conocieron y allí se casaron, en 1953. En 1955 nació su hijo mayor, al que siguieron cuatro vástagos más, los dos últimos gemelos. Tres de los cinco se dedican al sector de la hotelería.

Profesora y secretaria

Carmen Sánchez fue profesora de instituto en Salamanca. Vino a Asturias cuando Gustavo Bueno se incorporó a la Universidad de Oviedo. En una primera fase no trabajó, porque estaba volcada en la crianza de sus hijos. Más tarde, se sumó al claustro de profesores de la Escuela de Magisterio, en el que permaneció hasta que le llegó la edad de jubilarse.

Sin embargo, la dedicación a su familia y a su trabajo no le impidió convertirse en un rodrigón importante de la brillante trayectoria filosófica de su marido, durante varios lustros catedrático de la Universidad de Oviedo. "Mi madre hacía las funciones de secretaria de mi padre antes de que las asumiera yo", señaló Gustavo Bueno Sánchez.

El hijo mayor indicó que Gustavo Bueno Martínez, aún convaleciente de una crisis cardiaca reciente, está "muy afectado" por la muerte de su esposa. "Mi padre aminoró mucho su trabajo. Dedicaba mucho tiempo a cuidarla. Veía con ella la tele, leían el periódico, le comentaba cosas...". Carmen Sánchez será despedida en su casa de Niembro con una ceremonia prevista para las doce del mediodía de hoy. Habrá música, y palabras de hijos y nietos. Por la tarde, será enterrada en Santo Domingo de la Calzada.