La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Una proposición decente en plena calle

Un ovetense de 50 años pega decenas de carteles en marquesinas y fachadas para que una mujer le acompañe a una fiesta "porque estoy muy solo y triste"

Una proposición decente en plena calle

"Chico educado y agradable invita a una mujer a una fiesta en Oviedo el 7 de septiembre con tarta, champán, sorteo de dos viajes, regalos y música muy variada". Este texto, escrito a boli y rematado con un número de móvil "para llegar a un acuerdo o solicitar información", está pegado en decenas de paradas de autobús y fachadas de la ciudad. No es una broma ni una proposición indecente. Todo lo contrario. Al otro lado del teléfono responde un hombre algo tímido que no tiene inconveniente en contar a este periódico las razones que le llevan a recorrer el centro urbano, la Argañosa, el Cristo, Pumarín o Ciudad Naranco para conseguir una cita armado con una cuartilla y cinta adhesiva. "Estoy muy solo y triste desde que hace tres meses se acabó mi relación de pareja. Llevábamos ocho años juntos".

Pese a que ha empapelado media ciudad con su peculiar propuesta y su número personal, prefiere mantener el anonimato en esta información. Tiene 50 años, está en paro y ha trabajado en la construcción, la hostelería y el reparto de publicidad. La fiesta de su anuncio se celebrará en la sala Espacio Estilo, que además este año cumple su treinta aniversario. Asiste a esta velada de septiembre desde 1986 y el año pasado sin ir más lejos lo hizo con su novia, ahora ex. "Cada vez que pienso que tengo que ir solo me muero de pena", explica.

En sus planes no entra quedarse en casa esa noche: "Tengo que ir porque es un clásico para mí y me encanta". Tampoco existe la posibilidad de acudir con un amigo. Su círculo de amistades es reducido porque, según cuenta, se entregó por completo a su chica durante ocho años. Siempre salían juntos, rara vez con alguien más. "Me da vergüenza contarles a los pocos amigos que tengo y a mi familia lo que me está pasando y que no tengo con quién ir a la fiesta", dice apesadumbrado.

Empezó a poner los carteles la semana pasada y ya ha perdido la cuenta de los que lleva. "El problema es que si un día pego seis, a la mañana siguiente me encuentro con que han arrancado cuatro. No entiendo ese afán destructor. Yo no hago daño a nadie".

Hasta la fecha le han llamado dos mujeres, aunque ninguna podrá acompañarle. "La primera me dijo que la fiesta era muy tarde y que no le daba tiempo a venir porque trabaja de enfermera por las noches". La segunda zanjó la conversación asegurando que ese día se marchaba a León.

Él tiene claro que busca una mujer de entre 35 y 45 años. "De veinte no porque es muy cría. Y si es mayor que yo no me apetece mucho, pero si tiene buena conversación y tenemos cosas en común, puede estar bien". Eso sí, para evitar malos entendidos, escribe en todas las cuartillas que la persona que vaya con él a Estilo "será como pareja para la fiesta, sin más compromiso". De hecho, suele subrayar esta frase o escribirla en otro color.

No tiene ordenador ni le llama la atención el mundo digital, por eso hace los carteles a mano. "No entiendo de redes sociales y no me gusta el Whatsapp, prefiero escribir cartas. Además, mi economía es precaria como para comprar un portátil o poner anuncios por palabras". Lo de hacerse un perfil en una red social de contactos le queda a años luz. Alguna vez acude a los locales municipales para usar los ordenadores y escuchar música, pero nada más. De hecho, suele salir sin el móvil para no llevar aparatos encima, aunque estos días hace una excepción por si llama una chica que quiera disfrutar con él de la tarta, el champán y la música. Al cierre de esta edición había pegado varios carteles-propuesta por el centro de Oviedo con la esperanza de tener alguna llamada. Insiste en que es de fiar y se considera un hombre normal.

En la calle Calvo Sotelo varias mujeres leyeron el texto mientras esperaban el autobús. "Ay, madre. ¿Será verdad?", dijo una. "No creo, parece una broma", comentó otra. "Pues, chica, si te dan tarta y te toca un viaje, qué más quieres", remató una tercera.

Compartir el artículo

stats