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El recorrido | Los molinos de xomezana

Una ruta que recupera tradiciones

La asociación La Panerona, impulsada por los escasos vecinos de la zona, creó un museo etnográfico al que la gente del lugar fue llevando aperos de labranza

Los vecinos de Jomezana de Abajo han restaurado, en los últimos años, algunos molinos de agua, con los que han recuperado tradiciones que ya se estaban perdiendo en la zona, como es la molienda de la escanda, con la que se hace el conocido pan de escanda, que suele subastarse en las fiestas populares de la comarca del Caudal. Para tratar de no perder ésta y otras costumbres rurales de la zona, los escasos habitantes de este pueblo constituyeron, hace ya algún tiempo, la asociación La Panerona, nombre alusivo al lugar donde se guardan los aperos de labranza.

De dónde salimos. Iniciamos esta ruta en la bella Plaza l'Asquisa de Xomezana de Abajo, en la que existen mesas bajo una cubierta, así como unos pocos juegos infantiles. Este nombre proviene de que en ella se celebraba la asamblea de los vecinos, donde tenía que asistir uno de cada casa, para hablar de los problemas de todos (sextaferias y trabajos comunales, entre otros). Desde ella descendemos hacia la carretera, no sin antes contemplar los bellos hórreos que aún quedan en el pueblo.

Una vez en la carretera, seguimos hacia la derecha, durante unos metros, hasta que nos encontramos con un camino hormigonado a la izquierda en el lugar llamado la Nozalera, y desde donde se tiene una bonita vista de la peña la Portiella o Poertiecha sobresaliendo sobre la verde y arbolada ladera. Seguimos por el camino hormigonado de la izquierda, en el que nos encontramos una señal del PR As 232, Ruta de los Vaqueros de Jomezana. Descendemos unos metros, llegando a una pequeña plazoleta, donde sale un camino a la derecha.

Molino de dos plantas. Seguimos por la pista hormigonada, incrementando el descenso hacia el río Piquino, contemplando a la izquierda un pequeño molino como enterrado en el prado, "Molino de Praico". Al llegar al río sale a la derecha un camino que nos conduce al primer molino, el Molino de "Rabil de Sabel" o de María Luisa. Es un molino de dos plantas, en la superior la vivienda y en la baja el molino y el rabil.

El proceso para la molienda era el siguiente. En el rabil se echaba la espiga con el grano, a través de un agujero que por medio de un tubo se conectaba a la planta baja. Una vez en ella, una máquina de poleas separaba la cascarilla del grano, el cual, ya limpio, se pasaba a la tolva del molino propiamente dicho. Entonces se activaba la entrada de agua al molino, y se hacía descender el grano hacia la muela para convertirlo en harina, la cual cae en una especie de cajón. Una vez visto el molino, merece la pena acercarnos a la parte de atrás para ver una bonita vista de las cascadas que forma el arroyo y el canal de agua de acceso al molino.

Saltos de agua. De vuelta a la pista, cruzamos el arroyo y, acto seguido, sale un amplio sendero a la derecha, el cual tiene una barandilla de castaño. El sendero se interna en un espeso castañar, iniciando una cómoda ascensión, desde donde tenemos una bonita vista del molino que hemos pasado, en medio de una frondosa vegetación. Muy pronto cruzamos un rústico puente de madera, en el que contemplamos los pequeños saltos que el arroyo hace en su descenso hacia el río Huerna.

Poco después vemos a la izquierda una hermosa corra, donde antaño se recogían los erizos de las castañas, junto a un enorme tronco de castaño tirado. Continuamos por medio del castañar saliéndonos al paso un enorme castaño, donde vemos en el arroyo una bonita y pequeña cascada que cae en una pequeña poza de aguas transparentes de un color verdoso.

Seguimos con la ascensión, llegando poco después a contemplar a la derecha otro molino, "El Molino de Riestra". Este molino apenas podemos verlo, ya que la vegetación lo cubre todo y hace imposible contemplar el infierno (lugar donde cae el agua sobre el rodezno, por los saetines, hacia los rodetes del rodezno, para hacerlo girar).

El molino de "Salome". Seguimos el ascenso para llegar, casi inmediatamente, al siguiente molino, el de "Salome", situado en medio de un pequeño claro, donde podemos contemplar cómo las mariposas liban en las flores en busca de comida, justo donde existe un pequeño puente, desde el que tenemos una bonita vista del mismo. Podemos entrar al interior del molino, para ver la maquinaria, pero es una pena la gran cantidad de maleza que hay que superar para poder visitar el infierno y apreciar los detalles de la caída del agua en el rodezno.

Seres mitológicos. Continuamos hacia el próximo molino, encontrándonos una cueva a la izquierda, debajo de un gran castaño, que hace las delicias de los pequeños, quienes echan a andar su imaginación con trasgos, duendes, dragones y otros seres mitológicos. Poco después encontramos otra corra a los pies de un enorme castaño, que tiene la particularidad de presentar un enorme agujero a modo de arco. Aquí sale a la derecha un camino que nos lleva al molino y la fuente de "La Corra".

Este molino, al igual que la mayoría, se puede visitar. Es posible constatar cómo la maquinaria ha sido restaurada recientemente, pero el entorno es prácticamente imposible de ver, a causa de la maleza. De vuelta al camino, la pendiente se incrementa en un corto trecho, que nos conduce a un pequeño claro, donde una mesa y unos bancos son un espacio muy propicio para reponer fuerzas y ver la hermosa cascada.

Puente y salto de agua. Con mucho esfuerzo abandonamos la bella zona, para seguir el ascenso hacia el Molino de "Pedreo", donde nos llama la atención el conducto de caída del agua, labrado en el tronco de un árbol, por el que cae el agua desde la balsa, sobre el rodezno. Pero, al igual que el resto, es imposible visitarlo por la gran cantidad de maleza existente. Así como es prácticamente imposible ver todo el entorno de molino. Éste es el último molino de la ruta. Llegamos poco después a un ancho camino, en donde seguimos hacia la derecha. Al llegar al puente, merece la pena desviarse un poco para alcanzar el río y disfrutar de una bonita vista del rústico puente y de los pequeños saltos de agua.

Plantas medicinales y etnografía. De vuelta al camino, cruzamos el puente, para iniciar una subida, en la que podemos ver, entre los claros del bosque, la autopista del Huerna, así como ver algunos ejemplares de "Cardo Mariano", planta con propiedades medicinales de protector del hígado. El camino finaliza en la en la carretera a la entrada de Jomezana de Arriba. Al llegar a la carretera giramos a la derecha, siguiendo por ella durante unos metros hasta que descendemos por el encajonado camino que nos conduce junto a la Capilla de Santiago de Arriba. Continuamos el descenso, dejando la capilla a la derecha, para llegar poco después a la carretera, justo a la entrada de Jomezana de Abajo. Cruzamos la carretera, para coger un camino que nos lleva hacia la plaza, para finalizar este recorrido. Aquí podemos visitar la Panerona, una especie de museo etnográfico al que los vecinos del pueblo fueron llevando distintos utensilios y aperos de labranza del campo asturiano.

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