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Las bocas de riego de Uría estaban rotas y sin presión, concluye un informe policial

"El incendio se debió a un fallo eléctrico", certifica la Brigada Científica en un avance de su análisis pericial remitido a la jueza instructora

Las bocas de riego de Uría estaban rotas y sin presión, concluye un informe policial

La red de hidrantes y bocas de riego de la calle Uría no estaba en condiciones óptimas el día del incendio del número 58 en el que perdió la vida el bombero Eloy Palacio. Así lo certifica un exhaustivo informe realizado por la Brigada Científica de la Jefatura Superior de Policía, al que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA. Los responsables de esta pericial analizaron diecinueve elementos (un hidrante y dieciocho bocas de riego) en esta vía, encontrándose con que cinco de ellos se encontraban inoperativos por distintos motivos, y el resto ofrecían una presión baja, de entre 7 y 8 bares.

El informe, en manos de la juez instructora del caso, Simonet Quelle, desde hace unos días, es solamente "un avance" del documento final que preparan los funcionarios. Sin embargo, dada la relevancia del hecho sí adelantan una de sus conclusiones, la causa del fuego: "Hasta el momento no existe ningún dato, vestigio o manifestación que haga sospechar de un origen intencionado del incendio. Por el contrario, todo parece indicar que se trata de un incendio accidental, de origen eléctrico".

En cuanto a las labores de inspección de las bocas de riego realizadas por los funcionarios de la Policía Científica, explican que estuvieron acompañados en todo momento por un bombero del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) de Oviedo, "que aportó un plano donde figura la ubicación de las bocas de suministro de agua y anotaciones realizadas por el servicio durante la última revisión efectuada". Así las cosas, en una primera visita, el 19 de abril, analizaron dos tramos de vía en la calle Uría: los impares de Uría desde la estación de tren hasta Toreno; y los pares de Uría desde la estación de tren a Milicias Nacionales. En los planos constaba la existencia de un hidrante con un diámetro de 70 milímetros y 18 bocas de riego con diámetros de 45 milímetros.

"En algún caso no fue posible la apertura en un primer intento de alguna de las tapas de registro que protegen las bocas de suministro de agua mediante el empleo de una herramienta metálica (gancho) que permite levantar las tapas de los registros", explican. En concreto, no pudieron abrir un hidrante y una boca de riego a la altura de los número 37 y 33. Además, una boca de riego que figuraba en los planos frente a los número 25 y 27 "no fue encontrada". La boca de riego frente al número 23 de Uría no tenía agua y la boca de riego frente al número 13 "se encuentra inutilizada, no tiene rosca para el enganche de la manguera", según reza el informe policial. El resto de los elementos inspeccionados arrojaban una presión de unos 7 y 8 bares de media.

Los policías regresaron el día 22 de abril para continuar con su inspección y al final lograron abrir alguna de las tapas que se les resistían, no sin esfuerzo. Lo hicieron "mediante el empleo del trater del vehículo de bomberos junto a otras herramientas". En otros casos se encontraron con bocas de riego inutilizadas: "Está rota la boca para el enganche de la manguera". Este mismo día también realizaron una inspección en la calle Melquíades Álvarez, donde midieron presiones similares, aunque no hallaron otros defectos.

Bomberos consultados por este periódico han explicado que una presión de 7 u 8 bares "es poca para un incendio en altura". Sí sería suficiente para abastecer, pero no para trabajar directamente en el incendio. "Es un 15 por ciento de la presión que aguantaría la manguera, que sería de 50 bares", aseguraron. "El bombero donde tiene que tener presión es en la punta de lanza, en la boca de la manguera. Si partimos de 7 bares en la calle, arriba llega 'una meada'", añade uno de los bomberos preguntados.

El fiscal del caso solicitó hace dos semanas el archivo libre de la causa, mientras que la Audiencia ha ordenado llamar a declarar como testigos al alcalde de Oviedo, Wenceslao López y al concejal de Seguridad, Ricardo Fernández. Mientras, tres mandos del servicio de bomberos permanecen imputados.

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