Siete y media de la tarde. Las calles del Antiguo empiezan a tomar vida y olor gracias a los vecinos, y algún que otro turista despistado en pantalón corto. Los hosteleros se dan prisa en llenar las neveras que se esconden bajo las barras que algunos han montado frente a sus locales. Los propietarios de un kebab están de estreno: colocan un enorme trozo de carne para alimentar a las hordas hambrientas que esperan a lo largo de la madruga.

En las entrañas de la casa consistorial políticos y responsables de la Sociedad Ovetense de Festejos (SOF) cruzan los dedos. El cielo amenaza lluvia. Nadie quiere que las primeras fiestas de San Mateo que organiza al cien por cien el tripartito -las de 2015 las dejó prácticamente cerradas el PP- empiecen con más paraguas que personas. En su despacho, el alcalde, Wenceslao López (PSOE), repasa con calma unos papeles. Está a la espera de la llegada del pregonero mateíno: Martiño Noriega, el regidor de Santiago de Compostela, uno de los gobiernos del cambio. En su caso, con sello del nacionalismo gallego del BNG de Beiras, su padre político. Puntual, a las ocho de la tarde y con las campanas de San Isidoro de fondo, Martiño arrancó su pregón -su primero, como reconoció- presentándose en asturiano. "Llámome Martiño, soi el alcalde de Santiago de Compostela y nun toi aquí a título individual, tampoco nun toi representando nenguna opción política", clamó.

El primer objetivo estaba cumplido, dejar claro que no estaba allí por su vinculación "podemista" y presentar al personaje, desconocido para la mayoría de los ovetenses que se dieron cita en la plaza del Ayuntamiento. "Tres cuartos de entrada", bromeaban desde la Policía Local pero sin dar un cifra concreta de asistentes. Martiño, antes de pregonar, reconoció conocer mejor Gijón que Oviedo por vínculos familiares -su padre, donostiarra, estudió en el gijonés colegio de la Inmaculada. "He estado en Oviedo varias veces, pero me faltan días", asumió. Ya a pie de obra, y desde el balcón del Ayuntamiento, tiró de pan y circo. El "pan" lo centró en lo que une a Oviedo y a Santiago de Compostela: el Camino Primitivo. A la tumba del Apóstol, tal y como señaló el político gallego ya en castellano, "peregrinaron en 2015 más de 250.000 personas". Un tirón que quiere aprovechar el tripartito para rebañar turistas. "Todos los caminos llevan a Santiago y todos comienzan en Oviedo", prosiguió.

Asesorado para escribir el pregón por Edu Galán, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, y por el médico afincando en Oviedo Rafael Tojo, Martiño Noriega no se olvidó del Real Oviedo, lo que levantó los primeros aplausos. Y lo hizo rememorando "el único campeonato de fútbol organizado conjuntamente entre Asturias y Galicia en el año 1935". Los azules se hicieron con el triunfo goleando al Sporting en El Molinón (0-5) con goles de Lángara (3), Herrerita y Emilín. "Digo yo que algo de suerte los gallegos debimos dar", bromeó. De igual forma no se olvidó de señalar cómo en 1994 el Compostela subió a Primera tras un partido ante el Rayo Vallecano disputado en el antiguo Tartiere. En este punto El gallego se mostró convencido de que la próxima temporada los azules estarán en la Liga de las Estrellas.

Y lo harán, a su juicio, gracias "al buen hacer de jugadores como Michu, Toché, Jon Erice. Y sobre todo porque se lo debemos a la ciudad y se lo debemos a Esteban (portero del Oviedo)". Dadas por cerradas las reflexiones sobre el circo futbolístico, tiró de sentimiento carbayón, hablando de los asturianos que "viven aquí y que no perdonan estas fiestas", al igual que "los que se han visto obligados a marchar". "San Mateo es el momento de ver a viejos amigos de la juventud, olvidarse de los reveses y hacerlo todo desde el convencimiento de que San Mateo ye San Mateo y son las mejores fiestas de Asturias", abundó el primer pregonero de los festejos de la capital que no es asturiano.

Llegó entonces la hora de hablar de los chiringuitos -que por primera vez en diez años han subido los precios de las bebidas- , a los que puso nombres y apellidos. "Desde hoy (por ayer) y hasta el próximo domingo 25 toca dormir poco y trabajar; toca habitar de madrugada el Rincón Cubano, el Pinón Folixa, el Topu Fartón y el Tarangu", destacó. "Y toca no mirar al cielo porque hay fiestas de San Mateo llueva o no llueva". Noriega animó a acudir a los grandes conciertos en su regreso a la Catedral tras el fin de la experiencia en la Ería, "el buen jazz de la plaza del paraguas" o el rock en Feijoo. "Hasta se os perdona el nombre de la plaza y todo", ironizó en referencia a Núñez Feijóo (PP), el presidente de la Xunta, en plena campaña electoral en Galicia, en la que el Alcalde de Santiago está participando activamente. Noriega leyó un poema de Ángel González, resaltó el paso por la ciudad de figuras de la música como Michael Jackson junto a Slash, U2... o de los premiados con el "Princesa" como Woody Allen o Leonard Cohen. Sin olvidar de "seguirle la pista por la ciudad a Jorge de Ilegales" o decir que "Víctor Manuel ye una relixión".

Noriega dio paso al chupinazo. La encargada de apretar el botón fue Diana Navarro, la cantante que poco después actuaría ante la Catedral. Navarro se atrevió antes del chupinazo a cantar a capela una canción compuesta por ella que cuenta la historia de una praviana con raíces colombianas con estrofas como "amanecer en Oviedo y arroparte vida mía" o "tu cuerpecito de sidra y almíbar salado" que fueron muy bien recibidas por los asistentes. Aunque el chupinazo tardó en llegar. Problemas técnicos lo retrasaron un minuto. El radiofonista Luciano García, que ejerció como maestro de ceremonias y que puso voz a la aparición de Telva, Pinón y Pinín por el balcón municipal, tiró de veteranía para salir del paso hasta que el "reventón" de pólvora que abrió las fiestas.

Antes, el alcalde de Oviedo, Wenceslao López (PSOE), se mostró convencido de que las fiestas se desarrollarán en un clima de "respeto, civismo y convivencia".