Entre los varios tipos posibles de vandalismo, el pictórico ha cobrado un notable protagonismo en la ciudad en los últimos meses. El episodio más reciente sucedió ayer mismo: la estatua del Sagrado Corazón del monte Naranco amaneció con una inscripción en la base. "La única ciudad que ilumina es la que arde. Fuego a Vetusta y San Mateo", decía la inscripción, descubierta muy de mañana por alguno de los habituales de la cima del Naranco, que de inmediato difundió una fotografía a través de las redes sociales.

Luego, o en paralelo, llegó la llamada a la Policía Local. "Nos dieron el aviso de la pintada y sobre la marcha di orden de que se limpiase lo antes posible", explicó por la tarde a este periódico Ricardo Fernández Rodríguez, concejal de Seguridad Ciudadana. En efecto, al final de la mañana las letras estaban borradas, aunque todavía eran visibles las huellas de la pintura negra. "Evidentemente es una gamberrada bastante desafortunada, y me ofende especialmente porque se ha hecho sobre un elemento religioso", subrayó Ricardo Fernández, quien apostilló: "Es un comportamiento execrable".

No es la primera vez que el vandalismo pictórico impacta este verano sobre el entorno del Naranco. Un día de agosto la iglesia prerrománica de San Miguel de Lillo se despertó con dos pintadas, una en cada flanco de su fachada principal. Una de ellas representaba la estrella de David. La otra, un triple siete, que bien podría tener un significado cabalístico. Ambas imágenes fueron captadas por la cámara de algún madrugador, y poco después borradas por orden municipal.

Un tercer y desafortunado grafiti veraniego vino a posarse sobre la casa rectoral, emplazada al lado de Santa María del Naranco y ya de por sí en estado de penosa ruina desde hace largo tiempo. Las varias pintadas en blanco y negro que ya habían convertido al edificio en una cochambre anexa a una de las grandes joyas arquitectónicas de la región vio incrementado su patrimonio pictórico con una inscripción a todo color.

El concejal de Seguridad Ciudadana asegura que para la Policía Local no resulta fácil atajar este tipo de acciones. "Es muy difícil combatirlas porque requieren prácticamente detener al autor mientras está cometiendo la infracción", señaló Ricardo Fernández, quien solicitó "una colaboración ciudadana extrema" que permita pillar a los autores "in fraganti", pues "es lo que hace falta para aplicar un procedimiento sancionador".

Con las manos en la pintura fueron sorprendidos, en la madrugada del pasado 1 de agosto, cuatro jóvenes de edades comprendidas entre los 17 y los 19 años mientras realizaban pintadas en las puertas de dos empresas ubicadas en la calle Arzobispo Guisasola de Oviedo. En aquella ocasión, una llamada a la sala del 092 alertó a los agentes que, personados en el lugar, comprobaron que, efectivamente, las persianas de una carnicería y de una empresa de telecomunicaciones habían sido completamente pintadas. Los supuestos autores fueron localizados a la altura de la confluencia de las calles Arzobispo Guisasola y San Roque portando dos bolsas de plástico con botes de pintura en espray en su interior.

Los cuatro fueron denunciados por infringir el artículo 37.13 de la Ley Orgánica de Protección de la seguridad ciudadana, que establece multas de hasta 3.000 euros cuando se produzca reincidencia en sanciones graves o cuando la expresión gráfica o pintada se realice sobre monumentos o edificios catalogados o protegidos.

Según informó este periódico el pasado 26 de junio, en el Oviedo Antiguo los vecinos, hosteleros y comerciantes han exigido al Ayuntamiento una "intervención integral" para eliminar las pintadas.