Santiago Auserón, elegantemente vestido y con pajarita, hizo ayer a los pies de la Catedral un fino paseo por sus canciones junto a Oviedo Filarmonía. Cuando transcurría el primer cuarto del concierto, Auserón explicó una de las canciones, "El carro", y contó que visitaba en una fonda más bien cutre de Madrid a Compay Segundo. Ahí arrancó la primera ovación. Y más cuando dijo: "Desde la ciudad de Vetusta enviamos nuestro amor al cielo a Compay". En otros tramos del espectáculo, con canciones muy celebradas, la orquesta Oviedo Filarmonía daba señales de su impecable integración en el mundo Auserón. Así fueron cayendo, antes y después de "El carro, "La misteriosa", dedicada a los marineros, "Forastero", hasta llegar al guiño a Poe con "Annabel Lee" y un ritmo más caliente con la gran aportación del maestro Ricardo Casero en "De la fonda de Dolores" o "La negra flor". Con los bises se logró una comunión entre Auserón, la orquesta y el público, que se cansó de dar palmas. Así pues, Oviedo Filarmonía volvió a ser protagonista en San Mateo y en el mundo pop tras su experiencia en las fiestas del año pasado interpretando las canciones de Raphael, que estuvo unas tres horas en escena repasando su repertorio. Ayer, la sinfónica, dirigida por el maestro Ricardo Casero, mostró su otra cara del pop acompañando a Santiago Auserón, una de las figuras claves del género en las últimas décadas.

Y la fusión volvió a resultar ante un público que escrutó los sonidos de un repertorio en el que se revisaban los distintos círculos de la carrera del músico, con canciones instaladas en la memoria de la gente, ya sea en su época de "Radio Futura", de Juan Perro u otras.

No en vano, Auserón es uno de los que han marcado el pop de la escena desde los años ochenta, revolucionando sonidos y estética desde su primer disco al frente de "Radio Futura" y probando fusiones latinas, literarias y de otra índole con los distintos proyectos que ha manejado en todos estos años. Incluso una interesante gira, "Las malas lenguas", que hizo a base de versiones de los temas clásicos que han influido en su carrera.

"Vagabundo", que así se llamó el concierto de ayer, ya había causado buena sensación en anteriores entregas con otras orquestas. Y es justamente un concierto que plasma todas esas inquietudes artísticas y musicales de Auserón, que ya mostró en más de una ocasión la gran ilusión que le hace precisamente llegar a este nivel con orquestas sinfónicas. Es decir, plasmar todo su recorrido bajo los limpios y cuidados ritmos de la sinfónica. Desde la orquesta contaban que comenzaron los ensayos el pasado miércoles con el maestro Ricardo Casero y que las sensaciones fueron muy buenas desde el primer momento. Sensaciones positivas que culminaron cuando se incorporaron ayer Santiago Auserón y el guitarrista Joan Vinyals. Sensaciones que efectivamente trasladaron una atmósfera distinta de la música de Auserón. Se trata de una combinación entre la música clásica y la popular, que cada vez unen más sus caminos, como muy bien dijo Auserón en una de sus charlas con el público entre canción y canción. Al cierre de esta edición seguía la noche con "Truequedart" y a la espera de "Tito & Tarántula".