Comer no es sólo una necesidad. Es un placer, especialmente si lo que se ingiere y degusta son recetas elaboradas con cariño por las manos expertas de un buen restaurador. El Principado es una de las regiones más ricas, gastronómicamente hablando, y son varios los chefs de la región que se han hecho un hueco entre los amantes de la buena cocina. Algunos incluso van acumulando un éxito tras otro a medida que van abriendo locales y reconocimientos y premios, como el "Vetusta de oro" en el Campeonato de pinchos de la ciudad. Su fórmula secreta, que combina materias primas de gran calidad con recetas tradicionales a las que añaden su "toque personal" y una dosis de innovación, además de un conocimiento experto del arte de los fogones, es infalible. Un ejemplo son propuestas a base de cecina con virutas de micuit y helado de jengibre, bolutus con alioli de higos y queso, o pluma ibérica con guacamole y patata, entre muchas otras.

Dicen los expertos en gastronomía y restauración que el éxito de un buen establecimiento hostelero reside en la profesionalidad y la especialización. Dos aspectos que, si se complementan con una atención exquisita, materias primas de calidad y unas buenas instalaciones, pueden dejar al cliente sin palabras. Muchas son las tascas, sidrerías y restaurantes que pueden encontrarse en la región, pero no todos consiguen convencer al comensal al atravesar sus puertas. Esto es privilegio de aquellos que han cuidado con mimo todos los detalles antes de ponerse en funcionamiento.

Acogedores establecimientos de reciente apertura que combinan una oferta culinaria para cualquier hora del día basada en la gastronomía tradicional "modernizada", y unas coquetas instalaciones con dos comedores con capacidad para varias decenas de comensales.

Ya sea para disfrutar de un completo y delicioso desayuno, tomar el aperitivo, disfrutar de una comida o cena a la carta o degustar un buen menú de día a precios más que asequibles, estos restaurantes nunca defraudan.

De lunes a sábado ofertan calidad y buen precio, así como propuestas gastronómicas que incluyen desde la tradicional fabada asturiana o las cebollas rellenas, que tanto gustan, a una versión propia del cachopo, que también se sirve en medias raciones, elaborado con la mejor carne acompañada de jamón dulce, pimientos, queso y trigueros. Una delicia que no pasa desapercibida, como tampoco lo hacen otras especialidades como el arroz con morcilla y verduritas, el risotto de setas con alioli de manzana, el repollo relleno de lengua picante, el canelón de pitu con su jugo, los tacos de pollo picante o el pastel de cebolla con mayonesa de anchoas. En cuanto a las carnes y pescados, el solomillo en costra o el bacalao con refrito de langostinos son dos platos que no deben dejarse de probar. Recetas que, acompañadas de una buena bebida y postres como el arroz con leche o las tradicionales tartas de queso o de la abuela, con una innovadora presentación, convierten cualquier velada de pareja, familiar o de trabajo en una cita gastronómica difícil de olvidar. Incluso si se acude solo, aprovechando el poco tiempo que, en ocasiones, se tiene para comer durante la jornada laboral, se disfrutará al máximo, ya que únicamente se debe acudir con ganas de disfrutar de una excelente restauración a buen precio. El buen hacer y el trato cercano de su personal harán el resto. Y la comida, por supuesto. Experiencias que, más que nunca, dejan siempre un buen sabor de boca.