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...Y San Mateo volvió a resucitar

Los ovetenses abarrotan las calles en las dos primeras noches festivas y avalan un modelo discutido año tras año

...Y San Mateo volvió a resucitar

El año en que no se dé por muerto el modelo de San Mateo, que si los chiringuitos ya aburren, que si los conciertos no enganchan, que si las barras estorban... ese año San Mateo dejará de resucitar.

Hasta ese momento, San Mateo tendrá que seguir resucitando edición tras edición para demostrar, como lo hizo ayer, como lo hará el año que viene, o el siguiente, o el siguiente, que tiene vida y la tendrá mientras acompañe el tiempo, suene la música y haya bebida y comida suficiente como para repetir las veces que se quiera.

Se podrá discutir el cartel y el lugar de los conciertos, la ausencia de las barracas, los precios de los mojitos, las formas de hacer y deshacer de los gestores y, por supuesto, la inaceptable opacidad de las cuentas chiringuiteras. Todo se puede mejorar siempre. Todo se debe mejorar siempre. Pero, al final, lo que quiere la gente que sale exclusivamente a pasarlo bien, que es la que no tiene mayor negocio que su diversión, es, en esencia, echarse a la calle para vivir las fiestas allí, en la calle.

Y esto fue lo que sucedió las primeras dos noches festivas en la ciudad: que la gente abarrotó las calles. Que San Mateo resucitó. Otra vez.

Porque mientras se pueda estar a gusto en la calle, al personal que sólo busca divertirse le importa un bledo si las fiestas las organiza el tripartito o el PP. No hay más que pegarse a las conversaciones. Ni una palabra del tripartito. Ni una palabra del PP. Nada. Las fiestas son de Oviedo. El cansino pim pam pum político que ha copado este año los meses previos a San Mateo, de un lado y del otro, no tiene cabida en los brindis más allá del inexplicable portazo a un Gastromateo que gustaba y un cartel de recitales que, aunque todos gratis, ha sido discutido hasta dentro del propio gobierno. De hecho, la idea del tripartito es retomar el año que viene los conciertos de pago si es que logran sacar adelante las obras necesarias en el estadio de San Lázaro, recinto escogido a día de hoy para acogerlos.

Como la masiva presencia de gente no es novedad, porque siempre ha habido mucha gente en las fiestas, las sorpresas nocturnas de esta nueva edición hay que ir descubriéndolas en los pequeños detalles: el mojito granizado del Rincón Cubano, la falta de costumbre de ver a La Estacionaria en el Riego o a un chiringuito, La Mateína, en la Corrada del Obispo, la sorprendente modernización de La Guinda y la moda de los DJ's, en auge desde que lo tuvo el extinto Guateque, aunque a veces de tanto animar se les escucha más que a la propia canción.

Por lo demás, la noche mateína sigue ofreciendo estampas de lo más conocidas, como esa de escanciar sidra directamente en la boca de un amigo, el bailoteo encima de la barra de alguno de los trabajadores/colaboradores / amigos que hacen de camareros en los chiringuitos o los indignados porque la noche acaba ya.

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