El Juzgado de lo Penal número 2 de Oviedo ha dado carpetazo a la causa contra el hombre de 73 años que atropelló a siete personas en la isleta peatonal de la plaza de la Escandalera pasadas las dos y media de la tarde de la Nochebuena de 2014. El juzgado ha declarado extinguida la acción penal contra el conductor tras su fallecimiento, que se produjo el pasado 14 de agosto.

La única vía que les resta ahora a los cuatro heridos que no llegaron a un acuerdo con la aseguradora sobre el montante de las indemnizaciones -otros tres se retiraron de la causa tras hacerlo- es la acción civil, ya sea contra la propia compañía de seguros o contra los herederos del fallecido. "Para ir contra los herederos, primero debería declararse la culpabilidad del conductor, lo que considero que no será así ya que no hubo conducción temeraria", explicaba ayer a este periódico Jorge García, el letrado del fallecido.

Los cuatro heridos que aún no han llegado a un acuerdo con la aseguradora reclaman una indemnización que suma 72.337 euros. Una madre y su hija reclaman 19.408 y 7.585. Y dos mujeres que resultaron heridas en el suceso piden 39.868 y 5.976 euros. García señala que "lo peor" es que su cliente "ha muerto sin poder demostrar su inocencia". Sin olvidar que lo sucedido, siempre según el togado, "agravó" el estado de salud del conductor, que en el momento de los hechos contaba con 71 años de edad y arrastraba problemas de riñón y corazón. En los meses siguientes, el hombre cayó en una profunda depresión, dejando de salir de casa y de ingerir alimentos. "Se pasa el día llorando y no puede ni articular palabra", resaltaba días después de lo sucedido su abogado.

Según el escrito de acusación redactado por el Fiscal y hecho público a finales del pasado mes de mayo, el fallecido se enfrentaba a un delito de conducción temeraria y seis de lesiones por imprudencia grave, por los que se solicitó una pena de dos años de prisión y retirada durante seis años del carné de conducir. Su muerte deja sin efecto esta petición, tal y como señalaron ayer fuentes de la Fiscalía del Principado.

En el momento de los hechos, el fallecido conducía su coche marca Hyundai de cambio automático desde la calle Marqués de Santa Cruz. A la altura de la isleta peatonal que corta la plaza de la Escandalera y la calle Uría, el vehículo invadió la acera llevándose todo lo que encontró a su paso. En plena Nochebuena y con muchas personas haciendo las últimas compras para ese día en el corazón de la zona comercial de la capital, las escenas de pánico y de nerviosismo que se vivieron fueron muchas. Mientras, el conductor siguió circulando hasta detenerse en la calle Argüelles. El estado del vehículo lo decía todo: el parabrisas delantero roto, uno de los retrovisores para el arrastre y varias bolsas de grandes almacenes repartidas por el frontal de vehículo.

Unos metros detrás, personas que, según los testigos "salieron volando", se repartían por la calzada. Rápidamente se personaron en el lugar los servicios de emergencias. Incluso médicos fuera de su horario de trabajo que pasaban por el lugar se ofrecieron a ayudar a realizar las primeras curas a los heridos.

El conductor justificó en un primer momento lo sucedido alegando que se había confundido y había pisado el acelerador en lugar del freno. Tenía el permiso de conducir vigente hasta el año 2017. En los días siguientes, las víctimas fueron recibiendo el alta. Algunas de ellas denunciaron, tal y como publicó en su momento este periódico, el "abandono" a la que había sometidas por parte de las autoridades. Casi dos años después, la vía penal del caso se ha agotado.