JuanMa Pina (Gijón, 1969) es el director de la obra "Lavar, marcar y enterrar", que se representa en el teatro Filarmónica de Oviedo hoy y mañana (20.30 horas). Pina cuenta a LA NUEVA ESPAÑA que el resultado es una actuación que mezcla "las comedias de cine de los años 80 con el teatro absurdo del Siglo XX", una labor que busca enganchar "tanto a los que les gusta el teatro como a aquellos que lo tienen un poco olvidado y prefieren en lenguaje cinematográfico".
-¿Cómo afecta la baja de la actriz Miriam Díaz-Aroca?
-Es una gran oportunidad y un lujazo para poder contar con Elisa Matilla porque teníamos ganas de trabajar con ella cuando empezó "Lavar" hace tres años. Estrena la obra en Oviedo y estará toda la temporada con nosotros.
-¿Cómo valora poder representar por primera vez en Oviedo en pleno San Mateo?
-Estoy encantando porque estrenamos hace dos años la gira en el Teatro Jovellanos y tenía muchas ganas de venir a Oviedo porque estudié filología en el Milán y me he pasado muchísimos San Mateo viviéndolos a tope. Es una alegría y un orgullo poder venir a Oviedo.
-¿Qué es lo que más llama la atención de "Lavar, marcar y enterrar"?
-Es una comedia de palas, calaveras y pelucas porque juega un poco con las comedias de cine de los años 80 mezclado con el teatro absurdo del Siglo XX. La disfruta mucho tipo de gente, tanto los que les gusta el teatro como aquellos que lo tiene un poco olvidado y prefieren en lenguaje cinematográfico. Es una comedia muy rápida y el tipo de personajes conectan con el público.
-¿Cómo encontró la inspiración para esta obra?
-En la peluquería Cortacabezas del barrio de Malasaña, en Madrid, donde la estrenamos. Entraban 30 personas por función y hacíamos pases dobles. La gente llamaba por teléfono como para coger cita en la peluquería. Solíamos hacer dos funciones los viernes, dos los sábados y dos los domingos.
-Usted es parte de la productora Montgomery. ¿Por qué se deciden a investigar nuevos espacios teatrales?
-Además de "Lavar..." tenemos otros proyectos teatrales que comienzan en sitios no convencionales. Por ejemplo, "Lavar, marcar y enterrar" tiene una secuela que comenzó en una peluquería y también ha pasado al teatro. En Montgomery teatralizamos espacios para convertir sitios comunes en nuevos espacios teatrales para los cuales se escriben los textos y donde se hacen los ensayos.
-¿Por qué se deciden a teatralizar los espacios?
-Para dinamizar el teatro y acercarlo al público haciéndolo algo vivo. El público joven demanda que le cuenten las historias de forma distinta y ver las acciones de cerca porque está acostumbrado a ver a los actores como algo vivo que ocurre cerca de él y hacerlo en un teatro de 700 butacas es muy difícil.
