La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La Pasión de San Mateo según Monteserín

Los chiringuitos del Bombé y otras importaciones

La variada oferta de las casetas instaladas en el Campo San Francisco

Ambiente mateín en las casetas del Bombé. IRMA COLLÍN

"Chiringuito" es término que vino de Cuba, de cuando los trabajadores de las plantaciones de caña de azúcar, tomaban café en los descansos. Al chorrito de infusión que salía después de presionar el calcetín lo llamaban chiringo; por sinécdoque, la parte dio nombre al todo y pasaron a denominarse chiringuitos las palapas improvisadas, hechas con cañas y hojas, donde descansaban los "peludos" y tomaban café. En 1913, el capitán Calafell fundó en la playa de Sitges (Barcelona), El Chiringuito, el primer ventorrillo de España con ese nombre caribeño, frecuentado por indianos ricos, y allá por 1943, a diario se sentaba a escribir César González Ruano, que difundió el nombre del establecimiento.

En varios San Mateo me referí a los chiringuitos de Porlier, aunque jamás escribo en bares, pero en esta ocasión me referiré a los del Paseo del Bombé. Me gusta lo de Bombé, un nombre afrancesado, que viene de "bombée", combado, en referencia a un carruaje de dos asientos, de tracción a sangre, en el que paseaban los señoritos de la Muy Noble; acaso el bombée entró en Oviedo, a bayoneta calada, con las tropas napoleónicas, y se quedó, después de echar a los gabachos con cajas destempladas. Inauguramos este Paseo en 1833, ya en son de paz, aislado del bullicio de Santa Susana por el Paseo de los Curas.

A la reciente instalación de estos chiringuitos del Bombé vuelven vestigios franceses, no tanto caribeños. Me tomo la libertad de mentar el nombre de los chiringos y numerarlos de forma aleatoria:

1) El Zurdo, que viene de Cervantes 27, con tapas asturianas creativas.

2) Naguar, de la Avenida de Galicia 14, del chef Pedro Martino ("chef" es nombre francés).

3) El Llamador, cocina mexicana, que más que chiringuito en México denominan changarrito.

4) El Tonel, del Camino Real de Colloto, que trae sidra y cachopo..., y pareados.

5) La Finca, sidrería de Gascona 4 (el nombre Gascona también viene de Francia), con gocho asturcelta y quizá Sidra brut de la Naveta, y si no la tienen no sé qué esperan para conseguirla (tómala fría).

6) De Labra, en Santa Ana de Abuli, que integra lo rústico y lo minimalista, el plato español y la exquisitez para el gourmet ("gourmet" es palabra francesa).

7) Villa Inés, también gastronomía mexicana, que viene de Cervantes 29.

8) Clic, con buen buffet (otro galicismo) en Teodoro López Cuesta 2, donde creo que trabajan Phelisman, Ronald, Ángela, David, Caro..., con ganas de cocinar.

9) Go Sushi, gastronomía oriental, japonesa en concreto, y on line (por añadir un término anglosajón).

y 10) Ortea, que hay uno en Tudela Veguín, en Paulino García 45, frente a la casa donde nació Tino Casal, un chigre más que chiringuito, con recetas de la abuela: pote, fabada, callos, cebollas rellenas, rabo de toro, cordero, y así, y aún hay quien pide patatas fritas con huevo y chorizo.

Yo me senté en el Bombé a tomar un cóctel margarita ("cocktail" es inglés); en concreto, cogí mesa en el Villa Inés. ¿De dónde viene "Inés"? (si dijéramos Paco, sé que viene de Francisco). Inés no es español ni francés; su origen es griego, "hagne", que significa sagrado, y también está relacionado con el latín "agnus", que significa "cordero". La margarita es una combinación de tequila, limón y cointreau (licor francés, del Loira, de cáscara de naranja) que degusté por primera vez en el Zócalo de Veracruz, y en la españolísima y muy mexicana Olvera Street, cuna de Los Ángeles, California. Me gustó la margarita del Bombé, con hielo picado y la sal al borde del jodido vaso de plástico. Dicen que el nombre fue en homenaje a Margarita Henkel, hija del embajador alemán en México, invitada en Ensenada por el cantinero Carlos Orozco... Lo del vaso de plástico es lo que no sé de dónde carajo viene, de plasticomanía quizá.

Odio los vasos de plástico, así contengan margarita. Actualmente se tiran a la basura unos 150 vasos por segundo, de ahí van al vertedero, junto con diecisiete mil millones de bolsas cada año, sin contar las que acaban en el mar, que, en este caso, no es el morir porque tardan en descomponerse más de medio siglo. Pues sépase, mira por dónde, que los franceses están desechando los vasos de plástico a un ritmo de cinco mil millones al año. Es la única pega que le pongo a los chiringuitos del Bombé, y a todos los demás: los vasos de plástico. Así no hay peludo que tomé café, ni Ruano que escriba ni Hemingway que pimple.

Compartir el artículo

stats