La precaria distribución de los Juzgados de Comandante Caballero, en Oviedo, propició esta mañana una violenta situación entre una víctima de violencia de género y su presunto agresor. El hombre, acusado de intentar matarla a ella y a una amiga con un destornillador en presencia de la hija de ambos, con autismo, acudió ayer desde la cárcel de Villabona a la vista oral señalada para juzgarlo por estos hechos. La Fiscalía del Principado, que le pide una condena de 27 años de cárcel, había solicitado expresamente que en el juicio se estableciesen las medidas oportunas para que no hubiese contacto visual entre las víctimas y el acusado.

Así las cosas, aunque en el interior de la sala (en la Sección Tercera de la Audiencia) estaba dispuesto un biombo con esta finalidad, para acceder a ella el acusado recorrió esposado el pasillo, cruzándose con su expareja (se giró y la miró de arriba a abajo) y con su amiga. A la salida del juicio, que finalmente se suspendió porque faltaban dos testigos, se repitió la misma situación. "¿Por qué me pasan un asesino por delante?", lamentó la mujer, muy agobiada con la escena.

Fuentes judiciales consultadas han explicado que, al parecer, esa era la única manera de que el acusado accediese a la sala de vistas, porque si entraba por una puerta lateral desde otra sala, tenía que pisar el estrado. "Lo hemos pedido todos, que no hubiera contacto visual. De hecho en la sala estaba todo preparado con un biombo, pero parece que las instalaciones de los juzgados no están muy preparadas para estas cosas: lo subían de calabozos y pasó por delante de ellas. Una lástima", manifestó Susana Fernández Iglesias, abogada de la acusación particular que ejerce la expareja del acusado.

La Fiscalía del Principado de Asturias solicita un total de 27 años de prisión el hombre acusado de intentar asesinar a su expareja delante de su hija de 8 años, a la que presuntamente llegó a colocar un destornillador en el cuello, y de tratar de matar igualmente a la dueña de la casa en la que ambas residían tras la separación de la pareja.

Según el relato del fiscal, la mujer presuntamente agredida mantuvo una relación de pareja con el procesado, fruto de la cual tienen en común una hija, que sufre autismo. En junio de 2013 finalizó la relación y, tras la interposición de una denuncia por malos tratos, se le impuso la prohibición de aproximarse y comunicarse con su ella.

En mayo de 2015, con ocasión de la entrega de la menor, que había estado con su padre el fin de semana, el procesado acudió al domicilio en el que madre e hija convivían con la titular del inmueble. La madre recogió a la menor en el portal y tras dejarla en la casa, volvió a bajar para hablar con él, que le dijo que quería hablar con la propietaria del piso.

Cuando ella se negó dando por finalizada la charla, el procesado sacó un destornillador de una bolsa de plástico y se lo clavó en la parte superior del pecho, a la vez que le decía "esto es lo que tú querías". Tras arrebatarle las llaves de la vivienda, la obligó a subir diciéndole: "ahora vamos, que quiero hablar con ella", refiriéndose a la dueña del piso.

Una vez en la casa, la obligó a entrar empujándola, encontrándose con la menor y la dueña del piso. Entonces, el procesado las arrinconó en la cocina y no paró de atacarlas hasta que llegó un vecino alarmado por los gritos.

La defensa alega que el hombre se había medicado horas antes y que no recuerda los hechos. Por ello pide la absolución o subsidiariamente 4 años de prisión por dos delitos de lesiones y la eximente o atenuante por consumo de medicación. Las acusaciones particulares, que ejercen los letrados Susana Fernández y José Manuel Fernández González, se suman a la petición del Fiscal.