A los niños con Síndrome de Asperger no suele gustarles mucho que les toquen, les falta empatía, no tienen la suficiente habilidad social como para integrarse en los juegos de sus compañeros y ríen o se enrabietan sin ningún motivo aparente. En su mundo particular, lo pasan mal, se sienten desplazados por los demás y, entre otras cosas, pueden llegar a padecer graves trastornos de ansiedad o caer en depresión al llegar a la adolescencia. Pero conseguir una vida más llevadera es posible si el entorno de las personas con síndrome de Asperger sigue los pasos adecuados. Al menos esa es la postura de la psicóloga Pilar Chanca Zardaín, que ayer ofreció la conferencia "El Síndrome de Asperger, de las pautas a la estabilidad emocional" en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA.

La charla de Pilar Chanca estuvo dirigida principalmente a las familias de personas con Asperger y a la comunidad educativa que convive a diario con niños que sufren esta patología. "El sitio para los niños con Asperger son las aulas normales, con el resto de chicos y chicas. Son los profesores los que deberían de aprender una serie de conductas que les ayuden y que les permitan evolucionar a pesar de las trabas que tienen", explica la conferenciante, que es doctora en Psicología y experta en la materia. "A nivel educativo son pequeños muy diferentes al resto, aunque dentro de los que están diagnosticados hay mucha heterogeneidad. Es cierto que les cuesta relacionarse, pero decir que no les gusta jugar es un mito, lo que pasa es que a veces lo hacen de forma diferente y el resto de compañeros no les entienden", señala Chanca, que también es autora del libro "Leo TEAyuda. Las emociones básicas", un referente en la materia para la comunidad educativa.

Insistió mucho la ponente en la importancia de los profesores y de su formación. "Los docentes suelen ser los primeros que detectan los comportamientos que nos llevan a pensar que un niño tiene el síndrome de Asperger", explica. "Muchos profesores se piensan que es raro encontrarse con un alumno así, pero las estadísticas indican que es muy fácil tener varios en clase a lo largo de una carrera", añade.

Entre las pautas que puso sobre la mesa para mejorar la estabilidad emocional de las personas con Asperger se encuentra "la anticipación y programación" de las tareas -les altera la inestabilidad y la improvisación- o aumentar la empatía con su problema. "A veces hay niños que necesitan salir de la clase y correr. Pues hay que dejarlos y entenderlos, no pasa nada dentro de un orden", afirma.