Tres miradas diferentes. Tres personalidades que, aparentemente, no tienen nada que ver. Tres artistas con trayectorias y caminos profesionales poco similares, pero que, por primera vez, se juntarán en un mismo tiempo y un mismo lugar. A partir de mañana, el luarqués Vicente Pastor, imprescindible de la escena plástica asturiana y del arte más comprometido con el medioambiente; el gijonés Marcos Tamargo, retratista abstracto de los paisajes asturianos y de todos los galardonados de los premios "Princesa de Asturias" desde hace más de cinco años; y el sevillano Armando Rabadán, una joven promesa consolidada en el panorama artístico internacional y que ha dado una vuelta al paisajismo tradicional, unirán lo mejor de su creación en la galería Cervantes6 de Oviedo, en una exposición denominada "Constructivismo abstracto". Una puesta de largo del arte de Oviedo para amenizar las semanas previas a la ceremonia de entrega de los Premios, que se celebrará el 21 de octubre en el teatro Campoamor.
Al idear esta muestra colectiva especial, la galería ovetense tenía claro que no podía faltar en ella Marcos Tamargo. Desde 2010, el gijonés ha retratado a todos los premiados en los prestigiosos galardones que concede la Fundación Princesa de Asturias y a la Familia Real. Pero, en esta exposición, el artista mostrará su otra cara, en realidad, la más habitual, y que le lleva a estar presente en más de diez ferias internacionales cada año. Las pinturas que trae a Oviedo muestran ese lenguaje abstracto-figurativo que tanto domina, esa huella de su Asturias natal, con las virutas de los árboles como protagonistas, y esos juegos de luz negra, tan característicos de su obra, que le permiten combinar dos pinturas en una. Aunque en otra línea, pero no contraria, el joven Armando Rabadán tira también del paisaje para crear sus pinturas multipantalla. El sevillano, que posee un mercado de arte activo en Estambul y ha expuesto individualmente en diferentes países de Asia, América y Europa, acerca a Oviedo su trabajo, una ponderación constante entre lo orgánico y lo geométrico. El artista combina "mini" paisajes oníricos, con el predominio de los verdes y azules, creando una especie de cubos de Rubik con sus pinturas realizadas sobre lona.
Pero si hay un nombre que Oviedo tenía ganas de volver a ver es el de Vicente Pastor. Tras su exitosa instalación en el Museo Bellas Artes de Asturias, en julio de 2015, el luarqués necesitaba reconciliarse consigo mismo y con sus ritmos. Por eso, regresó a su casa de campo para hacer lo que más le gusta: plasmar sus vivencias en obras de arte abstractas y reinventar los materiales para sacar de ellos opciones que pocos podrían imaginar.
En "Constructivismo abstracto" muestra su trabajo más reciente. "Y no es en sentido figurado, lo he estado haciendo la semana pasada", afirma. La razón principal de presentar estas obras es enseñar la línea del tiempo que sigue su proceso creativo. Y, en esta serie, esa línea investigadora se ha rendido por completo al material estrella, la arena de silicio. "No trabajo con ideas preconcebidas. Nunca hago bocetos o tomo apuntes, me dedico a vivir las cosas. Luego eso me pide un soporte para contarlo. Un vídeo, una foto, una escultura, una instalación o una pintura", afirma. Ese juego de materiales, soportes, texturas y colores le ha llevado a esta serie, en la que consigue escenas casi fotográficas gracias a la técnica del fresco. "Es como la acuarela, no te permite rectificar. Y eso me gusta. El color está sumido al propio material. Es como un instante que queda atrapado para siempre". Pastor, uno de los fundadores del grupo Agra, que marcó la escena artística asturiana en los 80, vuelve a demostrar que tiene cuerda para rato.
