"Estuvo gritando más de una hora y media. Eran gritos seguidos. Muy fuertes. Gritaba como si la estuvieran matando".

Al otro lado del telefonillo, la voz suena muy baja. Se entrecorta. A veces se pierde. "Estaba en la cama y me asusté. Pensé que le pasaba algo grave", asegura esta persona, vecina del número cinco de la calle Félix Aramburu, cerca de la plaza de la Gesta. Allí, en el cuarto piso de un portal marrón con una verja negra, la Policía Nacional rescató el sábado a las siete y veinte de la mañana a una chica joven, de origen latinoamericano, a quien se le acababa de practicar un exorcismo. Según fuentes policiales, la chica, mayor de edad, había consentido el ritual, practicado por un grupo de jóvenes, entre ellos un chamán.

Alertada por los vecinos, los agentes se presentaron en la vivienda, que desprendía "fuertes olores" y que tenía el suelo cubierto de amoniaco. La chica presentaba una crisis nerviosa, pero no estaba herida. En su cuerpo no había síntomas de violencia. Según diversos testigos, la chica abandonó la casa en una silla de ruedas y fue trasladada al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), donde fue tratada de una intoxicación etílica. Horas después, el mismo sábado, fue dada de alta.

"Escuche los gritos de una mujer y me asusté. Estaba en la cama y no podía dormir. Pasé mucho miedo por ella", sostiene otro testigo. "Estuvo mucho tiempo gritando y no era normal. Yo sólo escuchaba a mujeres", añade.

Ayer, en Félix Aramburu, la vida transcurría con normalidad. Los vecinos comentaban en voz baja el asunto. Muchos estaban sorprendidos. "No es normal esto", agregaba un señor corpulento de camisa blanca. "Nunca dio problemas", intervenía una señora. Como ellos, todos los consultados pidieron ocultar la identidad.

La chica lleva "entre uno y dos años" viviendo en la calle, según relatan testigos consultados. Al parecer, vive de alquiler con otras dos amigas de origen latinoamericano en el piso, cuya propietaria también tiene su vivienda en el bloque, unas plantas más arriba. Según los mismos testigos, en las últimas semanas tenían alojado en la casa a un chico latinoamericano que presentaban como el hermano de una de ellas y que había venido de Madrid con la intención de comprar un local en Oviedo.