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Tras el exorcismo a una joven en la calle Félix Aramburu

"Las posesiones malignas existen"

Videntes y curanderos afincados en Asturias reconocen la demanda de "trabajos para extirpar el mal", pero atribuyen el uso de la magia negra a "sólo unos pocos"

"Las posesiones malignas existen"

"Bruja, santera, hechicera, espiritista de magia negra y magia blanca, vudú y macumba. Amanso amores rebeldes o hago pactos de fama y belleza con Lucifer. Soy la más efectiva de Europa". Este anuncio y otros similares están en varias páginas digitales. En concreto en la sección de "Varios" de Asturias y Oviedo. Ninguno de sus autores admite practicar exorcismos, pero reconoce que son un servicio demandado. Se trata del mismo ritual al que presumiblemente una chica se sometió el sábado en la calle Félix Aramburu y que terminó ingresada en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Los videntes y curanderos asturianos atribuyen "sólo a unos pocos" la práctica de estos rituales y de la magia negra. Eso sí, dicen que las posesiones existen.

Amparo pasa el agua, lee el tarot y hace "amarres", que es algo así como un hechizo para conseguir un amor o mantener el que se tiene. El tono de llamada de su teléfono mantiene al cliente esperando al ritmo de la pegadiza "El Perdón", de Enrique Iglesias y Nicky Jam. Es habitual. Buena parte de los móviles de los santeros, chamanes y videntes reciben al interlocutor con un tema pop. "...Y es que yo sin ti, y tú sin mí. Dime quién puede ser feliz. Esto no me gusta...". Al descolgar explica amablemente sus servicios, entre los que incluye deshacer trabajos de magia negra, pero no hacerlos: "Es fácil saber si has sido víctima de estas prácticas. Puedes tener picores y rozaduras o sufrir episodios extraños en casa, como que las cosas cambien de lugar. Además, te puedes quedar sin amigos y círculo social repentinamente". A la pregunta de si recibe peticiones de exorcismos, responde sin pelos en la lengua: "Sí, me llama gente desesperada, pero les digo que no". Entonces, prosigue el periodista, "¿Hay personas que creen que están endemoniadas?". "No es que lo crean, es que lo están. Las posesiones malignas existen, pero yo no sé cómo combatirlas", concluye antes de asegurar que tiene mucha prisa y la agenda llena.

Ese es otro denominador común de los videntes, curanderos y chamanes. Apenas encuentran un hueco para atender a este periódico, advierten que tienen una larga lista de espera y cola ante su puerta. Sobre todo para hacer los mencionados "amarres" y una modalidad parecida llamada "endulzamiento", que también sirve para conquistar corazones.

Carmen Fernández, que regenta una tienda esotérica en el centro de la ciudad, defiende a capa y espada su labor y la separa de "las malas artes". Sus clientes buscan terapias alternativas, mejorar su autoestima, practicar reiki o librarse del mal de ojo al pasar el agua. "Pasar el agua es un ritual antiguo de raíces asturianas que nada tiene que ver con actos oscuros. En veinte años que llevo aquí jamás me han pedido que haga un exorcismo o conjuro extraño. Al principio recibí encargos para desear el mal ajeno, como conseguir tierra de cementerio, pero me negué. Mi tienda es un lugar de paz, reflexión, luz, y buenas vibraciones". Eso sí, Carmen, como el resto de expertos del mundo esotérico y espiritual, admite que en Oviedo se practica magia negra, vudú y exorcismos: "Lo hacen unos pocos y siempre en pisos particulares. Además, en contra de lo que la gente cree, no sólo es cosa de personas africanas o cubanas, también hay asturianos que lo hacen".

El precio de este tipo de servicios parte de sesenta euros en adelante, algunos chamanes ofrecen descuentos y muchos especifican que el cliente debe hacer un ingreso previo en una cuenta bancaria como garantía.

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