Los concejales del Ayuntamiento de Oviedo aprobaron ayer, a propuesta de IU, retirar las dietas de 400 euros que venían cobrando hasta ahora los ediles no liberados (que son los que compaginan la actividad municipal con otros trabajos) por asistir a plenos de tres minutos de duración, como los celebrados para conceder títulos honoríficos de la ciudad o asignar mesas electorales.

Esta vez hubo unanimidad entre los grupos (PP y Ciudadanos se habían abstenido en la comisión previa) gracias a una enmienda popular aceptada por todos: se dejan de retribuir los plenos extraordinarios excepto los que se hagan para debatir el presupuesto y las ordenanzas fiscales, que requieren preparación y suelen durar varias horas. La novedad ayer, en realidad, no estuvo ahí. La novedad estuvo en las explicaciones dadas por los grupos sobre por qué había plenos de tres minutos que se pagaban a 400 euros. Esta dieta fue pactada hace más de un año, en julio de 2015, por ellos mismos, por los cinco grupos políticos, en una Junta de Portavoces. Nadie puso ninguna pega entonces y nadie dijo ni mú hasta que, un año después, el pasado agosto, este periódico alumbró la situación.

Ayer, en el día que se suprimían oficialmente estas dietas, todos se afanaron en justificarse: o para ganarse un titular o para chafárselo al de enfrente. Dijeron que cuando pactaron las cantidades era difícil prever que iban a darse tantos plenos de este tipo (por ejemplo los dos de las elecciones generales o el de la medalla de oro al bombero fallecido Eloy Palacio). Y dijeron que eso de cobrar 400 euros por tres minutos era una "disfunción", una "situación indeseada", una "incorrección", un "error sin mala fe". En resumen: que estaba mal y que fue sin querer. Claro. El resto del debate fue pim pam pum político sobre un asunto sensible por su alta impopularidad.

Por lo demás fue un pleno divertido e intenso. Se aprobó una moción del PP para instar a la solución urgente de la situación de los niños del colegio de La Corredoria I, que dan algunas clases en unos barracones. Se aprobó una ordenanza de Medio Ambiente que sustituye a otra de 1994 con una petición del PP de que, más adelante, se tomen otras medidas complementarias como, por ejemplo, darle gratis la zona azul a los coches híbridos. Se aprobó una norma de subvenciones en servicios sociales a la que se tuvo que incluir, casi a la fuerza, diez enmiendas de Ciudadanos. La formación naranja había advertido de que en el texto se hacía referencia a una ley derogada, pero el tripartito no las había aceptado porque "les da urticaria lo que venga de este grupo", denunció el grupo de Rivera. Al final, el secretario municipal advirtió al gobierno de que debía aceptar esas enmiendas. Y se votaron y se aceptaron. También se aprobó adherirse al pacto de Milán, que fomenta la buena alimentación, y otra moción para instar al Madrid a que apruebe una ley para financiar el transporte.

Fue un pleno con un rifirrafe entre Taboada y el Alcalde por el tiempo de las intervenciones, el himno de España saliendo de un móvil durante una intervención de Somos, el Alcalde confundiendo nombres de ediles y todos aguantando tres horas de pleno, este sí, para dar ejemplo.