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La simetría espontánea

El vasco Alfredo Álvarez Plágaro inaugura en Oviedo "Pinturas iguales", un paso más en su inimitable repetición artística

Dos obras realizadas en madera maciza por Plágaro. LUISMA MURIAS

Hablar de Alfredo Álvarez Plágaro (Victoria-Gasteiz, 1960) es hablar de simetría, de repetición, de igualdad. Pero, al observar su obra, uno se da cuenta de que su creación pictórica es mucho más que eso. Sus cuadros son simétricos sí, e iguales, aparentemente. Pero la espontaneidad con la que los crea, hasta el punto de repetir en serie los errores, hace que cada uno tenga vida propia a pesar del conjunto inquebrantable del que forman parte. En "Pinturas iguales", la muestra que inaugura hoy, a las 19.00 horas, en la galería ovetense Guillermina Caicoya Art Projects, el artista vasco da un paso más en su inimitable pintura simétrica. "Es la primera vez que trabajo con macizos, y he pasado de una etapa de explosión de color a esta más tranquila, y en la que pretendo centrarme en el bicromatismo. Aunque, como ve, no siempre lo consigo", dice riendo y señalando una de las primeras obras que ha colgado en una de las paredes de la galería, en la que la gama de colores, aunque limitada, es más de dos. Es la primera vez que expone esta serie de obras, aunque algunas ya se vieron en el stand de esta galería ovetense en la feria "Estampa" de Arte Contemporáneo en Madrid. Pero, aunque Plágaro vuelve a hacer alarde de su libertad a la hora de mezclar técnicas y materiales, su forma de trabajar, entre extremadamente metódica y casi obsesiva, asoma en cada una de las piezas. "Llevo haciendo esto desde 1989, y aunque muchos matemáticos veían fórmulas en los cuadros, no las hay. Yo sigo un postulado: lo más importante no es lo que es, sino que lo que es lo es varias veces. Y trabajo con esa idea hasta el infinito". ¿Cómo lo consigue? "Enfrentándome a los lienzos en blanco y en conjunto, sin bocetos previos y en horizontal. Si no sería imposible conseguir los mismos colores, los mismos accidentes y las mismas técnicas". Pero, aunque suene todo muy de técnica de laboratorio, nada más lejos de la realidad. La obra de este artista no implica normas, casi de ningún tipo. Es un juego. "Absurdo, como la vida. En la que todos repetimos todo sin parar".

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