Lo habitual no es que, en la noche de un sábado, sea el Museo de Bellas Artes adonde se dirijan quienes cruzan la plaza de la Catedral. Este fin de semana fue así. El edificio de la Rúa, desde los ventanales de la ampliación diseñada por el arquitecto Patxi Mangado, iluminó la segunda de las dos Noches Blancas programadas este año por el Ayuntamiento de Oviedo. La pinacoteca regional fue uno de los espacios más concurridos, con un total de 2.044 personas que, entre las diez de la noche y las dos de la madrugada, accedieron a sus dependencias.

Por los espacios amplios y diáfanos de los edificios a los que se accede desde la calle la Rúa pululaba la gente, de una sala a otra siguiendo el sonido de la música. "Orbón Emsemble" y "Aurum" -el coro de voces femeninas de "El León de Oro"- guiaron con sus voces los pasos de los visitantes. En la sala 20 del Museo, Jacobo de Miguel tocaba jazz al piano.

También se oyó cantar en la sala 19, en el último piso del edificio, donde los componentes del "Conceyu Tradicional Vezos Astures" recrearon la escena del cuadro del pintor Luis Álvarez Catalá "Filandón en el Monasterio de Hermo". De sacar adelante la iniciativa, fruto del trabajo de recuperación etnográfica que la asociación lleva a cabo desde hace más de quince años, se encargó el estudio "B. Alto". Alberto Suárez, que trabaja en él y estaba caracterizado como uno de los personajes de la pintura, llamaba la atención sobre los múltiples detalles de la indumentaria, de la segunda mitad del siglo XIX.

Para quien pudiera dudar de la fidelidad de la recreación, en la que se utilizaron manteos y pañuelos de la colección de Javier Emperador cedidos para la ocasión, el cuadro de Álvarez Catalá fue trasladado a la misma sala.

La pretensión de recrear el cuadro en la pinacoteca, que rondaba por la cabeza de los miembros de "Vezos Astures" desde hacía un par de años, era, en palabras de Alberto Suárez, "cerrar el círculo y devolver al Museo lo que el Museo nos dio", ya que gracias al cuadro que custodia pudieron saber más acerca de la indumentaria asturiana del XIX.

De tiempo en tiempo, los veintiún personajes rompían su inmovilidad y lanzaban sus canciones, dejando estupefactos a los espectadores. El director del Bellas Artes, Alfonso Palacio, que estuvo a pie de obra mientras el Museo estuvo abierto, comentó que era la actividad que más había sorprendido al público, al recuperar la tradición decimonónica de los "tableaux vivants" o cuadros vivientes.

Palacio se dio por "satisfecho" con la respuesta de los ciudadanos a la programación nocturna ofrecida por el Bellas Artes. La tarde del viernes, la escritora Ángeles Caso había ofrecido una conferencia sobre la pintora Angelica Kauffman, con dos pases a los que asistieron alrededor de 220 personas.

Alfonso Palacio comentó, admitiendo su extrañeza, que muchos participantes en la Noche Blanca preguntaron al personal de la pinacoteca por la posibilidad de visitarlo el resto de los días y por el precio de las entradas. Les pusieron al corriente de que el acceso es gratuito durante todo el año y de que existe una amplia programación de actividades, desde talleres infantiles a conferencias y visitas, en los que también se puede participar sin pagar nada.